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REFERENCIAS MUSICALES EN EL TEATRO DE TIRSO DE MOLINA y es más el que tiene más, tú que das tus bienes, que son tu ser, serás tu propio homicida; pues, mientras gastas sin rienda, cuanto dieres de tu hacienda tanto acortas de tu vida. -¿Cuya es esa letra.~ -Es de un poeta corpulento, en verdades avariento, y en los versos calabrés. 89 Un poco más adelante (356b) manda Nineucio que canten su ventu– ra. Como antes, la protagonista de La romera de Santiago (5,186ab) pide primero música y luego dispone que cese: Escuchar cantar quisiera, porque quien amando espera, nunca tiene otro discurso. ¿Has traído el instrumento contigo.~ -Señora, sí, el instrumento esta aquí. Toma, señora un asiento y templa con más prudenáa tu grave melancolía. -Cántame, por vida mía, algunas cosas de ausencia. -Madre, aquella niña de los ojos lindos, matadores de hombres, sin ser basiliscos, de su dueño ausente, sus ojos son ríos; su música, endechas; sus bailes, suspiros. Suspensa parece que la han dado hechizos, sospechas de celos, temores y olvidos. -Blanca, no prosigas más, que parece que cantando, con los temores, hablando de mis recelos estás. [17]

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