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80 ANSELMO DE LEGARDA Para Amón esas palabras son reveladoras: Si por verla y oírla sus rayos amanecen, ¿quién duda que es hermosa.~ ¿Quién duda que conviene su cara con su canto.' Vuelve a cantar Tamar, y Amón suspira desde su escondite (409b): ¿Hay más apacible rato.'! Espíritus celestiales, si, entre músicas mortales, ver queréis vuestro retrato, venid conmigo ... Dina y Tamar acaban descubriendo la presencia del intruso y, al verse sorprendido, Amón se finge hortelano y suelta una patraña (410ab): Al diablo doy la música, que ella fue ocasión que tropezase ... Lindamente lo cantáis. Oyéraos yo doce días sin dormir... Par Dios, que lo habéis cantado como un gigante Golías ... Par Dios, vos tenéis buen chorro. Si en la cara os ha ayudado como en la voz la ventura, con todo os podéis alzar; aunque no se suele hallar con buena voz la hermosura. -Tosco pensamiento es ése. -¡No suele, aunque esto os espanta, decirse a la que bien canta «quién te oyese y no te uiese».t Que, como no me expliquéis vuestro nombre, no me espanto que no os conozca en el canto. [8]
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