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91 ocasiones cuando comenzaban a interpretar cantos en euskara, subía algún agente de la Guardia Civil al tablado, hablaba al director al oído y, a partir de entonces, las canciones vascas desaparecían del repertorio. Desde Pamplona el equipo de hockey acudió a jugar un partido en San Sebastián y José Luis invitó a todos los jugadores a comer en casa de sus padres. Gracias a que la época del hambre había pasado y su madre Concha pudo aplacar la voracidad de todos aquellos jóvenes navarros. Horra, horra, gure Olentzero También recordaba las Jaiotzak que solían salir a las calles el día de Nochebuena en San Sebastián. Solían escenificar el misterio de Belén en una carroza: El Niño Jesús, la Virgen, San José, el burro, el buey y los ángeles. Alrededor de la carroza, cuadrillas de jóvenes cantando villancicos. Y el día de Año Viejo , una cuadrilla de amigos nacionalistas –Alejandro y Jose Mari Arregi, Juanito Aizpurua, Kirol Santamaría…– sacaban el Olentzero . Quiso organizar algo similar en Pamplona y en ello, como en otras cuestiones, le ayudó mucho un antiguo miembro de la Escolanía, Andoni Santamaría. Pero, en el primer intento, en 1955, el Gobernador Civil no autorizó la salida. En 1956, sin embargo, José Luis decidió adelantarse y solicitó una entrevista con el Gobernador, Manuel Valencia Remón, del que consiguió el permiso para recorrer las calles. Salieron con la carroza del Nacimiento tan solo. Y, desde el segundo año, incorporaron la figura de Olentzero . Desde entonces, aunque en la actualidad sin carroza de Nacimiento y habiendo tenido que superar muchos problemas de tipo político, todos los años Olentzero alegra la Navidad de los pamploneses. Son muchas las actividades que José Luis ha ido poniendo en marcha a lo largo de su vida y que, al marchar él a otro destino, han podido seguir libremente su camino.
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