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81 La disciplina de Sangüesa A Sangüesa fueron en 1948 tan solo para un año: a realizar el Noviciado. Este período suponía cambios importantes en su estilo de vida. En cuanto a la indumentaria, dejaron de lado la esclavina que vestían hasta entonces para pasar al uso habitual de la capucha de que deriva el nombre de la orden. También el estilo de vida pasó a ser más duro. Tenían que aprender la regla de San Francisco y comenzar con el seguimiento de los oficios: Maitines y Laudes , Prima , Tercia , Sexta , Nona, Vísperas y Completas . Junto a todo ello, se les aconseja el uso de las penitencias: el cilicio y otros autoflagelos. Aquí también se encontró con el mismo problema como estudiante. No se concentraba, al menos de la forma en que parecían desear los profesores. Tenían gran interés en que los estudiantes fueran Hombres de oración , personas capaces de pasar largas horas orando o en meditación religiosa. José Luis se confiesa: Yo quería hacer aquello que me señalaban como modelo, pero no podía. Aquello conmigo fue un auténtico fracaso. No conseguía concentrarme de esa manera en la oración. Estuve preocupado por ello, incluso se lo planteé al confesor. Hasta que me percaté de que mi forma de orar era la actividad, aquella era mi verdadera oración. Les pusieron un Maestro de Novicios muy adusto y exigente, demasiado, como para hacerles muy largo aquel año. Como a la mayoría, a José Luis tampoco le gustaba y tuvo su pequeño acto de rebeldía. La mayor parte de los novicios iban a confesarse con él, pero José Luis eligió otro confesor: un fraile que además era fumador, lo que no estaba bien visto en la época. Al Maestro no le agradó esta decisión y, aunque se lo echó en cara, José Luis siguió con lo suyo. Tenía madera de rebelde. En el convento de Sangüesa, el agua de las fuentes no era potable y por ello, durante el verano, solían poner un botijo de agua fresca en el patio para que bebieran los novicios. Antes de hacerlo –la cosa se las traía– tenían que pedir permiso al Maestro. Un día caluroso, el propio Maestro se acercó a beber del botijo y lo encontró vacío, aunque en toda la jornada nadie le

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