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78 Aunque obtenía muy buenas califi caciones –todos los años consiguió el Premio de su curso–, apenas estudiaba. Sin embargo, jugaba mucho a pelota a mano. Cuando lo recuerda ahora no comprende cómo los profesores de música nunca le prohibieron hacerlo, porque con frecuencia tenía las manos hinchadas cuando debía acompañar al armonium o al piano. En esta primera época de Alsasua tuvo su primer contacto con la sierra de Urbasa. En ocasiones les dejaban salir al monte en grupos y solían tener que caminar rezando el rosario. Un artista con colores inusitados En Alsasua pudo asimismo dedicar tiempo a una antigua afición: el dibujo. Tenía facilidad para ello y consiguió que le dejaran hacer un curso por correspondencia. Quienes le veían dibujar se quedaban sorprendidos, porque no comprendían cómo podía hacerlo tan bien teniendo tanto tembleque en la mano. Unas Navidades envío a casa una postal dibujada y coloreada por él mismo. Al recibirla, todos los hermanos rieron con ganas, porque había pintado los mofletes del Niño Jesús de color verde. Fue la primera vez que se hizo notar la característica común con sus otros dos hermanos: el daltonismo 10 . La madre, Concha, no perdió el tiempo y en cuanto se percató, ella misma corrigió el color de aquellas mejillas, para evitar que alguien lo considerara como falta de respeto. Parece que esta característica que se tiene por defecto genético le ha otorgado la capacidad de ver el mundo con colores fuera de lo común. 10. El Daltonismo (nombre científico: discromatopsia ) es un defecto genético que impide apreciar bien los colores. Generalmente, en el caso de los Ansorena Miranda así ha sido, lo trasmiten las mujeres, pero se manifiesta en los hombres.

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