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77 actualidad ha extendido sus libros por todo el mundo, tenía en aquellos años un ferviente deseo de estudiar música, pero no conseguía permiso de los profesores para ello. A José Luis, por el contrario, siempre le asignaron la dirección del coro de cada curso. Tuvo dos profesores que le facilitaron el estudio musical: Fray Ambrosio de Lorca y Fray Lucio de Zirauki. ¿Por qué los frailes lo colocaron todos los cursos como responsable del coro de estudiantes? ¿Por ser hijo de Isidro Ansorena? Quizá, pero, sin duda, también porque observaron en él dotes para el aprendizaje musical. Con el paso de los años conocería José Luis lo que Beltrán Pagola, su profesor de piano del Conservatorio donostiarra, había comentado a Isidro: —Isidro, ¿qué es de su hijo José Luis, que hace ya tiempo que no aparece por el Conservatorio? —¿No se ha enterado? Ha marchado al seminario capuchino. —¡Qué pena! Venía bueno. Una buena barba En diciembre de 1943, el coro Schola Cantorum de San Sebastián hizo un viaje a Vitoria para interpretar un concierto, en los días previos a la Navidad. En esta agrupación recientemente creada, cantaban bastantes conocidos así como sus hermanos Consuelo e Iñaki. Escribieron al convento comunicándoselo y pidió permiso para acercarse a la estación y poder hablar con sus hermanos. Se lo concedieron bajo la tutela de un fraile. Los hermanos desde la ventana del tren y José Luis en el andén hablaron un breve rato y enseguida notaron que tenía la cara con muchas marcas: —Ahora me afeito todos los días y la cara me queda irritada. —Pero ¿para qué te afeitas si no te sale barba? —Por eso, para que me empiece a crecer. José Luis quería ser verdadero capuchino y la barba le parecía elemento indispensable. Lo que no le gustaba en las sardinas, lo quería para él.

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