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61 Semetxoaren poza 1 Azaroko lore maite bat 2 Cuando Isidro Ansorena comenzó su oficio txistulari no se percató de una desventaja que trae consigo. Mientras el resto de las personas danzan a su son, el tamborilero tiene que limitarse a interpretar y mirar. Aunque era buen danzarín y muy aficionado a la danza, los primeros años le fue suficiente observar cómo los jóvenes de Hernani, en el Paseo de los Tilos y en otros barrios, seguían el aire de sus melodías. Hasta que captó entre ellos una joven que le pareció muy especial: Conchita Miranda. Cuando esta comenzó a acudir a las sesiones de bailables de los domingos, Isidro notó la urgencia física de danzar también él, aunque solo podía bailar sus ojos. Acaso fue este ejercicio de gimnasia óptica el que avivó aquella mirada que todos los que le conocimos identificamos como penetrante y expresiva hasta sus últimos días. En más de una ocasión, pidió permiso a su compañero de tareas, el rechoncho y entrañable Teodoro Erauskin y, dejando el txistu y el tamboril en un rincón, bajó hasta el corro donde estaba Azaroko lore maite bat . Acercándose, sintiendo el mismo ritmo 1. La alegría del hijo pequeño . 2. Azaroko lore maite bat (Una querida flor de noviembre) es un contrapás que Isidro Ansorena compuso en homenaje a Concha Miranda y que tituló así porque ella había nacido en ese mes. En el segundo tomo de su método de txistu figura la partitura. Interpreté esta obra en varias ocasiones en las clases que recibí de Isidro en el Conservatorio de San Sebastián, junto a él, que ejecutaba la segunda voz. Aunque nunca lo mencionamos entre nosotros, estas interpretaciones hacían correr unas lágrimas por las emocionadas mejillas de su autor.

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