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ciales. La industria de laminaciones de Lesaca va llamando también la atención de los baztaneses. En la vivienda predomina aún el estilo tradicional, con su cubierta a dos o cuatro vertientes, en ángulo de incli- nación de 30.* a 40.” señoriales, de tres o cuatro plantas, en el casco urbano, con cierta elegancia dieciochesca. Va- rias de ellas (Ascoa, Gastón, palacio de Irurita, Arizcunenea, Echaide, Lamiarrita) abandonadas la mayor parte del año por la misma grandiosidad de sus ámbitos interiores, que ni incitan a sus dueños ausentes ni a posibles arren- datarios. Los caseríos o casas de labranza, «que parecen enhies- tadas azucenas en un campo de esmeralda» (Pirala) acen- túan la alegría bucólica del paisaje baztanés. Están levan- tadas en piedra. Algunas de dichas casas tienen la mitad superior de su fachada formada por un entramado de madera, con relleno de mampostería, y cruzada de parte a parte por un gran balcón, al que da sombra un alero muy saliente: vestigio de la antigua superestructura de tablazón, que aún pervive en uno de los tres palacios de Arráyoz. Su puerta de acceso, amplísima, en arco o de arquitrabe, se abre a un zaguán, que comunica con las cuadras; en el primer piso, la cocina, sala y dormitorios; y en el último, el desván o alfolí, del que cuelgan las mazorcas y «la colada». Aquel amplísimo zaguán era la fábrica o taller de tantas industrias domésticas que se van extinguiendo: la de kaikus o recipientes de madera, la de chocles o zuecos, la de collares y yugos y las de arrastas, markas, yoyarras, etc. PAZ VEGETAL Pasan de mil los vehículos matriculados que constan en los registros del valle: 20 tractores, 260 entre motos y motocarros, 977 turismos, 149 transportes: indicio sonoro de prosperidad; sonoro, mas no estridente. Nada perturba aún la serenidad apacible, el grave silencio, la calma se- dosa del paisaje baztanés. Su tranquilidad serena, la idí. lica belleza de su verdor polícromo, con el que tan rítmica- mente se armoniza la elegancia de los poblados, son em- brujo cautivador del nativo y del transeunte. Elemento que permanece impermeable. a la llamada lo- cura del vivir moderno, del que tampoco faltan ciertas fil. traciones enteramente normales: espléndidos albergues, como el Hostal Baztán y el Hotel Mugaire, diversos y bien aten- didos restaurantes y su Bestop y su Pierrot. Es de justicia mencionar su cocina, de renombre calificado, por el ele- mento y por su condimento. Gozan de justa fama sus tru- chas asalmonadas, sus terneras y sus corderos; el «txuri- ta-beltz», la gaztambera o cuajada her ida en los kaikus y la cendeberena o requesón de leche de oveja, servido en recipientes cónicos hehos de corteza de cerezo o de haya y que es propio de la zona de Velate. La trucha asalmonada se pesca en el río Baztán o en sus afluentes; y los alevines proceden de la piscifactoría «San Francisco» de Mugaire, que siembra por los ríos del norte no menos de dos millones al año. Del resto del tipismo baztanés apenas quedan sino su de AN
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