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e informarse, en rueda de testigos, sobre la nobleza de sangre de don Pedro Mendinueta, por sus cuatro abolorios «según fuero y costumbre de España». Cumplidos ambos requisitos, comprobaron que no tocaba a don Pedro mez- cla alguna de moro ni judío ni de secta reprobada (no se mencionan los agotes) y que había sido bautizado en la parroquial de Elizondo, el día 8 de junio de 1736, al si- guiente de nacido, por su vicario el premostratense fray Joseph de Alzuguren. Y en el «Libro de acuerdos» del valle de Baztán pu- dieron leer que en la junta general de 27 de diciembre de 1715 había sido elegido jurado de Elizondo don Juan Martín Mendinueta, padre del pretendiente, y en la de 27 de diciembre de 1750, Pedro Múzquiz, su abuelo ma- terno, dueño de Donsebastirena de Elizondo. A tenor de los capítulos 1 y 55 de las Ordenanzas, cotos y paramentos del valle de Baztán, ninguna de ambas elecciones se hu- biera admitido, a la menor sospecha de mancilla en su sangre hidalga. Como de «solariegas y antiguas del valle» calificaron las casas Istocorena o Estevecorena (Mendinueta) y de Donsebastianea y Donsebastirena (Múzquiz de Elizondo), sita la primera en la calle principal, con fachada a po- niente y el ejedrezado baztanés abierto en piedra; y levan- tada la segunda a la salida de Elizondo, camino de Lecá. roz, con el mismo escudo de piedra en el hastial norte. En Martisena o Martijena de Arraiz, solar de los Múzquiz, dos lobos pasantes, surmontados de un disco, con una flor en medio. Por extraña confusión del emblema, los veci- nos del lugar la conocen como «casa de los leones». El escudo, en bajorrelieve, sobre la clave del arco de en- trada del portalón. Su actual dueño quedóse entre indi- ferente y extrañado cuando le preguntamos sobre aquella piedra. Ni había reparado en ella. No pertenecía a su casta. S. M. Carlos lll despachó el privilegio correspondiente en favor de don Pedro Mendinueta a 25 de septiembre de 1776. Méritos que no se mencionan, porque el expediente es simplemente protocolario, deben de ser su intervención en la conquista de Almeida y en las dos campañas afri- canas: la eficaz contra el sultán de Marruecos, Sidi Mu- hamed-ben Abdallah y la calamitosa de O'Reilly contra los corsarios argelinos, en que sólo la audacia táctica de los otros jefes y oficiales logró menguar el desastre, Mendinueta, que era a la sazón capitán de granaderos y graduado de teniente coronel, fue herido de gravedad, Su- cedió dicho infortunio en las playas de Argel el día 8 de julio de 1785. Por su acción en la campaña rosellonesa, principalmente en la batalla de Maydeu, fue ascendido a teniente general por real cédula de 12 de julio de 1793; y por sus méritos en la segunda campaña rosellonesa se le nombró segundo jefe de aquel ejército y se le concedió la gran cruz de la orden de Carlos Ill. A 27 de noviembre de 1795, la asamblea de órdenes aprueba los autos del proceso, que firman el Sr, canciller, Santa Cruz, Otamendi, Ovieco; y como secretario, Miguel de Otamendi. Y se concede al Tte. Gral. de los Rs. Exs. de S. M., D. Pedro Mendinueta y Múzquiz, la gran cruz de la orden de Carlos !Il. Según testimonio recogido por Carraffa, a 9 de octubre de aquel mismo año de 1795 se había concedido a Jeró- nimo de Mendinueta y Múzquiz los títulos de vizconde de ici

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