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cho de que Calvet de Sotes firme documentos auténticos por los años 1207 y 1213, y en la circunstancia de que coincidan no menos de doce seles o bustalizas monacales de la concordia firmada con Zugarramurdi en 1443, con otros tantos de la donación Sotés. Por lo demás, según arguyeron los premonstratenses en 1762-74, aquella donación no puede invocarse como acta fundacional, puesto que supone la preexistencia de los contratantes. Prueba de esto podía ser el documento que el abad Bengoechea presentó al revisor de instrumen- tos antiguos, Francisco Manuel Terán, sobre la venta he- cha en 1188 por los «monjes» de Urdax a García Gisen, de «los armentarios de Sugete y Spelette», por el precio de cuatrocientos sueldos morlaneses. ¡Lástima que hayan perecido por culpa del fuego tantos privilegios antiguos! En el incendio del 10 de julio de 1526, se quemaron mu- chas y dobladas escrituras de privilegios, así reales como pontificias, que se guardaban en dos costales, dentro de un arca, delante del altar mayor. Para mediados del siglo XIIl, la fundación premonstra- tense de Urdax había comenzado a remontar la órbita de su prestigio y prosperidad económica. En 1230 el monaste- rio prestó seiscientos escudos de oro al alférez mayor de Navarra y héroe de las Navas, Juan Périz de Baztán, que ofreció como garantía su palacio y molino de Jaureguízar, en lIrurita. Al año siguiente entregó trescientos sueldos a Semén de Zabalegui, cuyas tierras retuvo el monasterio hasta reintegrarse de la deuda. A fines del mismo siglo, en 1288, permutó trescientas yugadas de tierra, que poseían los frailes tras el sillero del hospital de Elizondo, por las bustalizas o majadas de García de Aoiz en Azpilcueta. Concierta por el monasterio su abad, fray Pedro de Urdax. Apenas mediado el siglo XIll, surgen conflictos entre el monasterio de Urdax y la colegiata de Roncesvalles por la cobranza de diezmos. El papa Gregorio X nombra una comisión pesquisidora. Años después, en 1281, vuelve a intervenir Martín IV por las mismas discordias. Si la ruta de Urdax no gozaba de la tradición épica de Roncesvalles ni se estremecia con el piafar de caballos a | / ' 4 y DN LAR LA LARA DA | EAS pa a "r 1] mM Y AAA

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