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Carlos ll que se leyó en la reunión para superiores loca- les. Carta dirigida a la provincia de Navarra-Cantabria y comunicada por su ministro don Manuel de Roda, en la que hacía saber el amor grande que Su Majestad profe- saba a la religión capuchina y la grata memoria que con- servaba de la virtud, prudencia, celo y doctrina del difunto P. Pablo de Colindres. Y juzgando el católico monarca que los mandatos y preceptos del expresado P. Colindres eran los medios más eficaces para conservar siempre floreciente la observan- cia regular, decía ser su voluntad se observasen a la letra en la provincia de Navarra, como en las demás de Es- paña, las Ordenaciones que dicho P. Colindres remitió des- de Roma para toda la religión, y las particulares que hizo en la visita de la provincia de Navarra y Cantabria, Previene también dicha real orden se establezca en uno de los conventos de la provincia un colegio y seminario de misiones, según el método ordenado por el mismo ge- neral difunto, en los tres colegios de las provincias de Castilla, Valencia y Andalucía. Para satisfacer el real mandato, el provincial, con sus definidores PP. lidefonso de Tudela, Pedro de Pamplona, Tomás de Burgui y Bernardino de Los Arcos, envió cartas circulares a todos los conventos urgiendo a los prelados la más puntual observancia de las expresadas Ordena- ciones. Asignóse para colegio de misioneros el convento de Tudela; mas esta resolución, por entonces, no se llevó a efecto, y habría que esperar tiempos mejores, de personas con valimiento en la corte, como lo fue el P, Miguel de Pamplona, obispo de Arequipa (Perú), que logró el título de colegio de misiones para el convento de Lerín (1790- 1791). Las Ordenaciones para los colegios de Lerín y de Vera se aprobaron en la congregación definitorial de 1797 y se promulgaron en septiembre de 1798. >

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