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Por su parte, Robert de Torigny confirma la noticia an- terior en 1183, diciéndonos que «en los tiempos anteriores al nuestro hay tan gran cantidad de milagros, que sería im- posible que la memoria los recordara, la pluma los escribiera, o la boca más elocuente los narrara». Entre los milagros de estos tiempos se recogen algunos fechados en 1148-1151 y en divesos años posteriores, dentro del tercer cuarto de esta centuria. Entre ellos se narra el de la infanta navarra doña Sancha, hermana de Sancho el Sabio, viuda del viz- conde de Béarne, acusada falsamente de infanticidio y condenada a morir ahogada, atada de pies y manos, en la Gave de Olorón, milagrosamente salvada por intercesión de la Virgen de Rocamadour. Además de estos relatos portentosos, las crónicas dan fe de la enorme concurrencia de fieles al santuario, proce- dentes de Francia, Bélgica, Alemania, España, Italia, y aun del Oriente. Las romerías conocían estaciones o temporadas de afluencia más intensa, como acaecía en Jerusalén y Com- postela, y como actualmente sucede en Lourdes u otros santuarios de fama internacional. Nos descubre también la existencia de una gran Cofradía con ribetes internacionales, extendida por todos los paises, y cuya finalidad primor- dial parece iba encaminada a ejercitar la hospitalidad para con los peregrinos. Los cotrades entregaban sus limosnas, beneficiándose de las oraciones y obras buenas de los de- más asociados, y de los oficios culturales celebrados en las capillas de Rocamadour. Entre los innumerables visitantes de la Virgencita se cuentan reyes y principes, obispos y abades, nobles y plebeyos, multitudes de romeros de toda condición. El abad Torigny relata las visitas del rey Enrique ll de Ingla- terra, quien acudió al santuario en 1170 para dar gracias a Santa María por haber sido liberado de una grave enfer- medad hallándose en Normandía. Un año antes había pasado por Rocamadour el obispo Gilberto de Londres, excomul- gado por el arzobispo de Cantorbery, cuando se dirigía a Roma para presentar al papa sus quejas y reclamaciones contra su prelado.
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