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bía dejado de ser lugar internacional de peregrinaciones para quedar reducido a la chabacanería de una diversión pueblerina. Al llegar el año jubilar de 1886, los misioneros rocama- dorianos proyectaron renovar la tradicional jornada del Gran Perdón, devolviéndole todo el serio contenido peni- tencial. El 21 de junio de dicho año abriéronse las mar- chas al santuario con 160 hombres y 60 mujeres que salie- ron de Caussade (Tarn et Garonne), población próxima a Montauban. Numerosos «romieus» fueron agregándose a ellos a lo largo del camino. Al llegar al valle del Alzou no bajaban de seis mil los peregrinos. La afluencia de devotos superó todo lo previsible, y hubieron de ser improvisados mil detalles. Multitudes de personas subían la larga esca- linata de la iglesia para recibir la comunión. Celebróse la misa en un prado cercano, donde llegaron a concentrarse de 12 a 15.000 fieles. Las gargantas cantaban enfervorizadas el viejo himno: Chantez, chantez Rocamadour. O Notre Dame Tout y proclame votre amour, Rocamadour! Con carácter extraordinario celebróse el quinto centena- rio de la liberación de Orleáns por Juana de Arco en 1928. Durante la ocupación alemana renovóse el Gran Perdón el año 1943. Al otro lado del valle, sobre el farallón opuesto al de la basílica, álzase una gran cruz conmemorando este acontecimiento. El año 1954 la Virgen Negra recorrió el territorio del Quercy, recibiendo el testimonio de la devo- ción del pueblo. Rocamadour vuelve a ser en nuestros días uno de los santuarios más visitados de Francia. Son millares los pere- grinos y turistas que cada año acuden a este lugar incom- parable. Dícese que un famoso músico francés actual, Fran- cisco Poulenc, se convirtió aquí al catolicismo. Después de este hecho compuso unas letanías a la Virgencica y un Oratorio Sagrado. Más moderno es el caso extraordinario de Miss Wintone, cinco años inmóvil en una silla de rue- das, y que obtuvo en 1956 su curación en Rocamadour, LA DEVOCION A LA VIRGEN DEL QUERCY LLEGA A NAVARRA Si analizamos la presencia de los núcleos devocionales hispanos a la Virgen de Rocamador, descubriremos inmedia- tamente que el Camino de Santiago jugó transcendental pa- pel en la propagación de dicha devoción, comenzando por Navarra, de donde irradió a otras regiones de la península. Desde que nuestro Sancho el Mayor decidió sustituir la primitiva ruta que seguían los romeros por Araquil y Bu- runda hacia Alava, desviándola hacia Logroño por la sierra del Perdón, Mañeru e Irache, los cada vez más numerosos peregrinos que de la Europa occidental marchaban a San- tiago topaban en Navarra con unas aldehuelas habitadas por labriegos y pastores, cerrados en sus costumbres pri- mitivas y entendiéndose en un idioma, el vasco, incompren- sible para los visitantes. La propia capital del reino, Pam- an”, Pl

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