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Se conservan dos cartas de fray Miguel en el archivo del Estado de Parma en que se manifiesta en favor de la designación del P. Adeodato de Parma como abad de Guastalla para ser nombrado obispo, pues siendo un gran predicador —adelanta fray Miguel—: «la Sra. Archiduquesa de mejor gana oiría a un predicador vestido de obispo que de capuchino». En otra se dirige al abad de Guastalla, que está para re- nunciar a su abadía, y pide a fray Miguel le consiga de los duques el Placet Regio para la renuncia y presentarla al papa. Fray Miguel bromea con el ministro como su paisano y le dice: «Yo no sé como dexar de dar el tratamiento de Excmo. a quien me da, sin tenerlo, el de Reverendísimo». Los gastos en el palacio de los duques son grandes, pues se ha introducido en Europa la moda de poseer un pequeño Versalles. Du Tillot piensa en expropiar bienes de fundaciones religiosas que ya no son de actualidad, pero sabe que su amigo fray Miguel le pondrá dificultades. La situación económica es amenazadora, y el ministro se bus- ca otro consejero más flexible abandonando a su amigo el pamplonés a su suerte. El nuevo consejero será el P. Adeo- dato Turchi, de familia veneciana llegada a Parma, proce- dente de las colonias venecianas en el Mediterráneo y con- quistadas por los turcos. Además, el P. Turchi es amigo e los intelectuales franceses y adolece de bastante rega- ismo. Después de diversas entrevistas, se decreta la expro- piación de bienes religiosos que afectó a dos conventos capuchinos con la aprobación del P. Turchi, definidor y guardián de Parma, predicador número uno, preceptor del principe heredero, pero en franca oposición a los conven- tos de retiro que acaudilla fray Miguel en esa provincia. El resultado financiero es fantástico. Medio millón de liras oro para el Estado y para beneficencia. El P. Turchi gana prestigio. Es embajador, vigilante de la canalización del río Po, predicador oficial de la Corte y Superior Pro- vincial (1768), Preceptor del Príncpe (1778). Nombrado obis- po por Pío VI en 1788, aunque no era de clase noble, hubiera llegado a cardenal, aupado por los duques, si algún cardenal italiano no hubiera jugado y bromeado con el apellido Turchi: «Vean monseñores qué ganancias tendrá .s pam Colegio de Cardenales con un Turco en medio e ellos». AMIGOS Y ENEMIGOS En 1761 era proclamado superior general el santande- rino P. Pablo de Colindres, protector de los conventos de retiro. He aquí su programa, secundado por fray Miguel en la provincia de Lombardía. Fray Miguel buscaba primero los valores... después, las estructuras. Su opositor Turchi pregonaba el aggiornamento de las bibliotecas. Se debía dar: entrada a La Bruyére, Pascal, Montaigne, Bossuet; renovación de los conventos a base de cuadros, relojes y muebles, ruptura con el pa- sado. No estar en el convento mascullando avemarías y a”

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