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entorno del convento. Las casas del ayuntamiento del barrio de San Pedro, las promocionadas por el Instituto de la vivienda en el barrio de la Chantrea, las construidas por promotores parti- culares como Gurbindo, Herrera, Láinez, Gortari y otros han acumulado una población heterogénea con todos los problemas propios de estos casos en el terreno de la sociología y en la esfera de la convivencia. Para salir al paso de la cuestión social y actuar con trata- * mientos adecuados los problemas sociales y humanos, los reli- gíosos de extramuros, y en general de la provincia capuchina, tuvieron iniciativas lanzadas. No regatearon sacrificio para ins- talar una moderna imprenta con máquinas importadas de Ale- mania; ha conocido varios traslados y fue modernizada por última vez en 1963, para pasar a los pocos años a un local fuera del recinto conventual. Esta debía servir a fines religiosos de evangelización, de cultura religiosa y de humanismo. De hecho, no era más que el primer paso para imprimir en casa las numerosas publicaciones de los religiosos y sobre todo las revistas periódicas que se consideraban necesarias para con- trarrestar las publicaciones de la prensa no católica. Desde 1913 venía publicando este convento dos revistas de tipo provincial dirigidas a los terciarios: «El Terciario Franciscano» y «Iruga- rrengo Prantziskotarra». Gracias a religiosos con espíritu e iniciativa se inició en 1919 la publicación de «Zeruko Argia», la revista de tipo general más veterana publicada por extramuros; fue pensada para ofrecer en vasco la orientación en problemas religiosos. Fue dirigida con gran esmero, tanto en el aspecto literario, como en el artístico o musical con publicación de melodías armonizadas por los padres Donostia, Elduayen, Ola- zarán y otros. Suspendida en 1936, reapareció en 1954, ha- biendo pasado en 1976 a revista de información general con intervención de una junta de laicos y con tendencias lingúística y socio-política muy lanzadas. La hermana gemela en castellano se llamó «Verdad y Caridad» y salió a luz pública en 1924; colaboraron con ilusión muchos religiosos, consiguiendo mo- mentos de apreciable altura, por ejemplo en comentarios so- ciales, cartas apologéticas, difusión franciscana, narraciones y cuentos. Después de casi 50 años, fue orientada hacia temas socio-políticos conflictivos, que le valieron la supresión por orden administrativa (1971). EN LA CIMA DEL CENTENARIO Al cumplirse tres siglos como sede de la provincia religiosa de Navarra-Cantabria y un siglo de restauración el convento de capuchinos de extramuros vive problemas impensados, que han sido desatados por los profundos cambios sociales que han afectado a toda la humanidad y han repercutido en cadena en la Iglesia, en los institutos religiosos y en los conventos. El silen- cioso y alejado cenobio se ha convertido en una casa situada en medio del remolino de unos barrios proletarios, con quienes tiene que compartir la vida diaria. En este contexto se puede apreciar, quizá como nota más saliente, la apertura hacia los hombres, preocupados los religiosos por ser fieles al ideal franciscano, a las intenciones del fundador Gabriel de Amasa y a ms esperanzas depositadas durante siglos por la ciudad y el reino. En este clima de centenario surgen dos sentimientos en la vida religiosa del convento: uno de penitencia, por los fallos y omisiones; el otro de eucaristía, porque la mano del Señor ha sido poderosa y se ha servido de este instrumento para derra- mar sus dones sobre los hombres.