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como el Padre Fernando de Pamplona por sus dotes humanas prodigiosas. Conforme se fue complicando la situación social y religiosa española, aparecieron asociaciones nuevas que ad- quirieron cierto arraigo. Nos referimos a la sección femenina de Acción Católica, inaugurada por el prelado diocesano en 1936: unida a la clásica asociación de Hijas de María acaparó durante varios decenios la actividad de las señoritas de los barrios de extramuros. Mucho más compleja fue la puesta en marcha y la vitalidad de la Hermandad Obrera de Acción Católica (HOAC), que partía de indudables y sinceros planteamientos cristianos, trabajaba con un tesón admirable en sus reuniones y actos y fue preparando líderes obreros en un momento político absorbido por el régimen político imperante. Esta sección de HOAC me- rece atención y estudio, partiendo de sus programas, equipos y hombres integrantes en los mismos. Existen otras asociaciones y obras que tenemos que omitir por razón de la brevedad. Con ser importante la sacramentalización y la pastoral de asociaciones siempre de puertas adentro, parece que no le cede en importancia la evangelización hacia afuera, llevada por los religiosos de este convento a los cuatro puntos cardinales. No nos referimos en este momento a los cientos de religiosos que aquí se despidieron para viajar a misiones de infieles de Ocea- nía, Asia y América, lo mismo que a las naciones de Argentina, Chile, Ecuador, etc., sino a la evangelización de nuestros pue- blos y ciudades. Existen listas de religiosos, con todas las misiones predicadas en pueblos de Navarra. Sin embargo, toda- vía está por realizar esta estadística. Desde 1946, fecha de la publicación del Boletín Oficial de la provincia se recogen siste- máticamente estos ministerios hasta bien entrada la década de 1960 en que fueron decayendo hasta llegar en la actualidad a su desaparición total. Entre 1950-1965 se llega a predicar más misiones que en todos los decenios anteriores juntos. Se predi- can a lo largo de todo el año, no sólo en adviento y cuaresma. Muchas misiones eran fruto de la asesoría religiosa de la orga- nización sindical y estaban ligadas al momento político que se vivía. Extramuros poseyó siempre un fuerte equipo de misione- ros, aunque luego se unía con los de otros conventos para las misiones más multitudinarias. Para el tramo de tiempo citado tenemos reseñadas unas 1.500 misiones predicadas por los capuchinos de la Provincia, estando presentes en ellas muchos religiosos de extramuros. Apenas hubo pueblo de Navarra que no hubiera escuchado la voz del capuchino. Evitamos en lo posible la individuación, pero en este caso es difícil no recordar para los tiempos de la restauración a los Padres Esteban de Adoáin, Saturnino de Artajona o Guillermo de Morentín; para tiempos posteriores a los Padres Daniel de Larráinzar, Gumer- sindo de Estella o Ignacio de Azcoitia (en vasco), y para tiempos más recientes a los Padres Florencio de Artabia, Ricardo de Alsasua, José Luis de Tudela y una verdadera pléyade curtida en tal ministerio y cuyos nombres damos por citados en este folleto. Gracias a la labor desarrollada, encargó el prelado de Pamplona a los religiosos la misión general de 1954, en la que intervinieron en 36 centros más de 50 misioneros de la Orden, 35 de la Provincia y 8 de extramuros. A esta evangelización extraordinaria debe unirse la más menuda en los pueblos del distrito de Pamplona. En la década de 1920 leemos que eran atendidos desde extramuros unos 65 pueblos con todas las predicaciones habituales en el año, bien por existir organizada la Orden Tercera, bien porque llamaban siempre a un religioso de este convento. Se trataba del sermón ci

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