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tra sociedad, pero el acero es su esqueleto; antes no lo fue tanto, pero siempre representó un elemento imprescin- dible para infinidad de necesidades de la vida social. DESDE CUANDO SE TRABAJA EL HIERRO EN LA MONTAÑA DE NAVARRA No es posible dar una contestación clara y segura a esta pregunta; se nos habla (así Laborde en «Antecedentes de la industria del Hierro en Guipúzcoa») de su introducción hacia el año 600 antes de Cristo en la parte norte de Na- varra por las civilizaciones indogermánicas a través de Ron- cesvalles, y quizás por la costa pirenaico-guipuzcoana, al pie del monte Aya, rico en minas. También los romanos se establecieron después en las zonas mineras próximas al citado monte que enlaza a Nava- rra con la provincia de Guipúzcoa. Los documentos escritos más antiguos parecen datar del siglo XIl, y son varias en este particular las citas de fueros especiales concedidos por los reyes a estas industrias («Fuero de San Sebastián de don Sancho el Sabio de Na- varra en 1150»; cfr. Martín de Anguiozar, «En el Pirineo Vasco». Buenos Aires, 1944, pág. 99). Conocido es de antiguo el documento del Cartulario de San Millán, «de ferro de Alava», del año 1025, donde se ha- bla de muchos pueblos de Alava que pagaban tributo al monasterio en material de hierro en forma de barras: «pa- gaban tributo de un trozo de hierro, tocho, barra o rega (reja) por cada diez familias... Maturana (pueblo próximo a Vitoria) daba tres regas, una de cubito in longo et duas minores...» («Eusko-Jakintza», 1950, 32-36). En ciertas re- giones necesitaban perentoriamente hierro, y lo adquirían de sus súbditos de tierras de ferrones en esos remotísi- mos tiempos, por procedimiento tributario. En muchas de estas zonas de la Montaña de Navarra, principalmente en la parte limítrofe con Guipúzcoa, se en- cuentran con facilidad escorias procedentes de aquellas an- tiguas ferrerías; es una buena pista para localizarlas. PREHISTORIA DEL HIERRO Se ha dicho que todo cuanto ha inventado el hombre ha sido imitando a la naturaleza. En este intenso desarrollo de la evolución cultural, la invención del fuego representa un hito de importancia excepcional, así como su producción a partir de la yesca y el pedernal. La piedra y el fuego representan un gran paso en la utilización de los medios naturales en busca de un vivir más cómodo y satisfactorio. Obtenido el fuego frotando fuertemente una madera con otra, cosa difícil de lograr, era preciso conservarlo o acudir al pedernal. ¡El pedernal y el fuego! Es la «Edad de Piedra» de los historiadores. Aprende luego el hombre a domesticar animales (pastor nómada) y por fin cultiva la tierra, dejando el nomadismo e iniciando la vida de ciudad (se «civiliza»); sospecha la his- toria que esto pudo ocurrir hacia el año 8000 antes de Cristo. Sigue siendo la piedra el instrumento exclusivo de trabajo, pero en el transcurso del tiempo va poco a poco aprendiendo el hombre a pulirla y preparar con ella utensi- lios muy variados y prácticos para con ellos poder cazar, limpiar pieles, moler granos, etc. Hacia el año 4000 antes de Cristo llegan estas culturas al oeste europeo. Por esos años aparece la utilización de los metales, co- a. POS
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