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E. ZUDAIRE En nota autógrafa valora el P. Germán dicho trabajo en primera línea, al par de aquel otro en que fijó la fecha de San Miguel de Villatuerta. El profesor Camón Aznar recogió esta segunda noticia: «Por la nueva datación dada por el P. Germán de Pamplona a la iglesia de San Miguel de Villa- tuerta (Navarra) —entre el 971 y el 978— son importantísimos sus relie- ves. En ellos aparecen por primera vez en nuestra plástica algunas imágenes, como la del Crucificado y la supuesta de San Miguel. Y como nombre de su autor, el del maestro Ato» 1 . El día 4 de diciembre de 1964 leía el P. Germán su tesis doctoral, que ya antes de publicarse había recorrido la tierra. Sin exageración; porque alumnos del P. Germán, herederos de sus primicias, se encuentran en los cinco Continentes; y en Tahití (aunque no sea de los cinco). Terminó su defensa con un aplauso cerrado de cuantos llenaban el paraninfo de la Uni- versidad de Zaragoza. El tribunal la calificó de sobresaliente. Lleva por título, Iconografía de la Santísima Trinidad en el Arte Medieval Español. La pu- blicó el Consejo Superior de Investigaciones Científicas. Hace meses que diversos ejemplares traspasaron las fronteras pirenaicas y las de 200 millas marítimas, a requerimiento de investigadores y de bibliotecarios. El mismo profesor y crítico de arte, D. José Camón Aznar, director normativo de la tesis, escribe como conclusión de su análisis: «Libro éste del Padre Germán de Pamplona, que hemos tenido la fortuna de su conoci- miento en tanto redactaba su tesis doctoral, concretada hoy en estas páginas, que son una aportación sustancial a la iconografía del arte español» 2 . Cada una de las colaboraciones literarias del P. Germán fijan un hito en la ruta de la investigación. Todas ellas son breves, pero bien cimentadas. No definitivas, a juzgar por las enmiendas que él mismo introdujo en algunos de sus estudios, como en los Xaveriana que publicó la revista «Lecároz». En los archivos, como en las minas de piedras preciosas, siempre hay que estar, afortunadamente, a la expectativa de cualquier grata sorpresa. Lo cual en nada desvirtúa la calidad de los hallazgos precedentes. Si se exceptúan tres artículos aparecidos en «Yakintza» (uno de los cuales es refrito) y sendas aportaciones al homenaje de Finke y al del Padre Goyena, fue la revista «Príncipe de Viana» la nao a la que confió, para su dispersión por el mundo, los tesoros aquilatados de su ingenio creador. No muchos, lamentablemente. Será cierto, como solía decir, que cada frase vale por una sentencia. Todas juntas, sumadas a las de su tesis doctoral, apenas superan las 300 páginas. Quedan pendientes de publicación sus disquisicio- 1 José CAMÓN AZNAR, Arquitectura española del siglo X. "Goya", 52 (Madrid, enero- febrero 1963) 214. 2 José CAMÓN AZNAR, "Goya" 103 (Madrid, 1971), 147. 340 [4]

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