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Es una exageración manifiesta llamar a Pierres de Pe- ralta «El arrasador de Xavier». Esto no ocurrió ni en Javier ni en el palacio nuevo y almenado de Azpilcueta sino en 1516, en tiempo de Miguel, hijo de María de Azpilcueta, como luego veremos; no fue lo mismo en la cercana villa de Aibar, conquistada por el rey en 1456, que «fue total- mente estruyta et perdida en la mayor part et quemada por la guerra». MARTIN DE AZPILCUETA, ALCAIDE DE MONREAL Después del matrimonio de María de Azpilcueta señora de Javier, con el Dr, Juan de Jasso contraído no antes de 1488, Martín de Azpilcueta prepara su salida de Javier para instalarse como alcaide en el castillo de Monreal, donde anteriormente había estado su hermana María de Azpil- cueta casada con el señor de Oreguer (Ultrapuertos), al- caide de Monreal. Los reyes de Navarra Catalina y Juan Albret, en aten- ción a los servicios de Martín de Azpilcueta, y tal vez por mediación de su yerno el Dr. Jasso, presidente del Con- sejo Real, le concedieron la alcaidía de Monreal en 1490. Siendo Martín alcaide, presenció en la coronación de dichos reyes el encumbramiento de su yerno, al recibir el juramento real de los fueros en ausencia del canciller al que correspondía tomarlo. La alcaidía de Maya, el señorío de Javier y por fin la alcaidía de Monreal forman la trayectoria de cargos su- cesivos ocupados r Martín, siempre señor propietario del palacio de Azpilcueta: Maya, Javier, Monreal, tres cas- Ds