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Vera y Lesaca con el castillo intermedio de Ozcorroz, que un historiador moderno confunde con Oronoz (Baztán). La guerra se inicia con el sitio frustrado de la forta- leza de Bergara (Baztán) por gentes del Principe de Via- na, Carlos, entre 1453-1454, que tuvo que pagar 80 flori- nes para rescatar a 7 prisioneros beamonteses de la tie- rra de Ossés, encerrados en la torre de Bergara. El rey don Juan premió más tarde los servicios de los Bergara con el señorío de la villa de San Adrián en la Ribera de Navarra. El Príncipe Carlos no será testigo de la rendición del castillo de Maya a Mosén Pierres de Peralta, pues en la primavera de 1456 se trasladó a la corte de su tío el rey de Aragón en Nápoles, Alfonso V el magnánimo, buscan- do su apoyo en el conflicto con su padre don Juan, del que llegó a decir su hermano «Somos del mismo vientre pero no de la misma mente». El apoyo falló por muerte de Alfonso en 1458. En 1457 se inició la ocupación por Pierres de Peralta del castillo de Maya, que desde 1452 lo guardaba el bea- montés Juan, señor de Echaide. Ese mismo año escribía en términos pesimistas al Principe Carlos residente en Nápoles su procurador patrimonial Martín de lrurita: «Los vuestros se esfuerzan más de lo que pueden, pero por Dios, señor, son pocos e pobres, e a la larga no se podrán sostener». Eso ocurría en el Baztán a lo largo del Bidasoa. Los beamonteses de Ultrapuertos, con el señor de Sant Per al frente, sitian el castillo perdido de Maya, a cuyo auxilio acuden Martín de Azpilcueta, Miguel de Armendá- riz señor de Zozaya, los Bergara, etc., que libertaron a pri del asedio beamontés, que produjo «la Destrossa de aya». El rey Juan premió la acción victoriosa de las fuerzas de Mosén Pierres de Peralta, privándose de su señorío real y concediéndoselo a Pierres, que a su vez concedió la > a
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