BCCCAP00000000000000000001732

y plata, cobre, bronce y platino; dominaban la medicina na- tural y practicaban operaciones como la trepanación. Cono- cían el secreto de los abonos y la deshidratación de los ali- mentos guardándolos en tambos (silos). Excelentes agricul- tores con riegos geniales, llevaban los canales bordeando las montañas, construían embalses para el tiempo de sequía, corrigiendo el curso torrentoso de los ríos. Los caminos eran rectos, en forma de calzada, adoptando los escalones para subir montañas, pues no conocían ni la rueda ni el caballo; para sus transportes utilizaban las llamas, que apenas pue- den llevar de 30 a 40 kilos. Francisco de Jerez, cronista de Pizarro, le da el nombre de «camello de América, de finísima lana; viven con poco mantenimiento, pues se pasan 4 y 5 días sin beber agua, y cuando lleva a alguno cabalgando, si se cansa y las excitan a andar, vuelven la cabeza y lo rucian con una cosa de mal olor que llevan en el buche». Por estas razones, la preocupación del obispo será el fomento de la agricultura y su mejora, ya que el indígena tiene una veneración respetuosa a la Pachamama (Madre Tierra). Así dice Gabriela Mistral: «Lo que para nosotros es una parte de nuestros bienes, es para el indio su alfa y omega, el asiento de los hombres y el de los dioses, la Madre aprendida como tal desde el gateo del niño; algo como una esposa por el amor sensual con que se deleita en ella, y la hija suya por siembras y riegos. Nosotros, gentes po por la industria, cristianos no convividores con a Madre Tierra, jamás llegaremos al fondo del amor indí- gena del suelo, que haya que estudiar en el indio quichúa, maestro agrario». VISITA PASTORAL Pocos meses llevaba en Trujillo, y ya se preocupaba de proveer los curatos vacantes por medio de sacerdotes ejem- plares, terminando su provisión en 1780. En ese mismo año, 4 de abril, anunciaba la visita general de todo su obispado de más de 200.000 kilómetros cuadrados. En esos años era su diócesis una de las más extensas del Perú, estando divi- dida, hoy día, en un arzobispado, 3 obispados, 2 prelaturas nullius y una prefectura apostólica; abarcaba las tres regio- nes naturales del Perú: costa, sierra y montaña, con una ex- tensión de unos 1.300 kilómetros de largo por 500 de ancho, desde la frontera del Ecuador hasta el río Santa y bahía de Chimbote, cercanos a la cordillera Blanca, actual departa- mento de Ancash, donde aparecen alturas de nieves eternas, como el Huascarán y otras diez cumbres con más de 6.000 metros de altura, junto a las cuales la sierra de Codés no pasa de ser un juego de niños. Martínez Compañón es el XXIX obispo de Trujillo, y tan sólo en 1700 había llegado al Marañón monseñor Pedro Díaz de Cienfuegos; sus demás antecesores no se sentían con fuerzas, y únicamente Toribio había llegado por aquellos an- durriales, pues no quería entrar en Lima, ya que por man- dato del rey debía pedir perdón a la audiencia por ciertos dimes y diretes de poca importancia para hoy y de mucha para aquellos tiempos. Podemos decir que el obispo navarro aventajó a todos,

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz