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la falta de su prelado, que con su sola presencia la ha man- tenido tranquila, llenando de sus beneficios, así en lo gene- ral como en lo particular, a toda su grey; y en su prudencia, mansedumbre, claridad, justificación, y demás complejo de virtudes de que se halla adornado, nos ha dejado un público testimonio que, reviviendo por todos lados en nuestra me- moria, jamás dejaremos de llorar su pérdida y envidiar a Vuestra Señoría la felicidad que logra en ser gobernados por un prelado cuya bondad y amor a los diocesanos le han hecho en ésta y harán en aquélla ser el objeto del respeto, asilo y veneración de todos». (Archivo del Cabildo Ecle- siástico de Trujillo). EL SUEÑO DEL SOÑADOR Los proyectos del obispo inquieto y andariego se van haciendo realidad. Trujillo cuenta con Universidad, por decreto de Bolívar (10 de mayo de 1824). Se han construido Escue- las de Artes y Oficios, proyectadas por el obispo visionario, lo mismo que las granjas agrícolas, que no alcanzó a verlas. La Universidad se instaló en el colegio de la Compañía. Los 1.114 kilómetros de caminos se han trasformado en la gran carretera Panamericana de 40.000 kilómetros de lon- gitud; los dos tramos, uno desde Alaska y otro desde Halifax (Canadá) se juntan en Méjico, después de haber formado una colosal y griega, para seguir por América Central y enlazar el continente sudamericano; la gran autopista pasa por Trujillo, que en poco tiempo se ha industrializado, remode- lando su agricultura y minería hasta llegar al medio millón de habitantes. Los 25 kilómetros de canales se han extendido a una red fabulosa, ya que el Consorcio Italiano (Italconsult) ha des- viado cuatro enormes afluentes del río Marañón a mil metros de altura, haciéndoles pasar la cordillera de los Andes por un túnel de 20 kilómetros y dirigiendo sus aguas hacia los campos de Chiclayo (111) y Piura (11), un proyecto a lo Julio Verne, con la instalación de grandes centrales hidroeléctricas y distribuyendo el agua por miles de kilómetros para regar cerca de cien mil hectáreas. Se va formando la pequeña propiedad como lo deseaba el obispo, no con la calma y reposo que él ideaba, porque en nuestro tiempo es imposible. En la ordenación n.* 1 de la parte cultural pregunta si los nativos hablan y saben la lengua española o castellana, por- que los misioneros, en medio de tanto idioma, habían optado por el quichúa de los Incas como oficial para los indígenas; sin pretenderlo extendieron su dominio, y en nuestros días el nuncio en Lima ha mandado a los misioneros enseñar el idio- ma español, respetando el nativo, pues de otra manera, los indios quedaban marginados, sin derecho al sufragio, ni ser electores ni elegidos, siendo un estado en el estado, En muchos aspectos el obispo navarro se adelantó 200 años a su tiempo, Hoy se le da la razón; su persona está muy cerca de nosotros y al mismo tiempo muy lejos; es un ser que genera una energía vital, no sólo a través del legado opulento de su obra, sino por el recuerdo de lo que fue su existencia entre la tierra y el cielo, la paz y la contingencia, el arado y el báculo pastoral. o
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