BCCCAP00000000000000000001732

y 90; siempre encontró dificultades; en este último año, estando todo preparado, recibió la noticia de que su sucesor, monseñor Achurra, había desembarcado en Paita (ll), y le suplicaba que siguiera en su puesto (3 de abril de 1790). Así lo hizo, pero el 9 de junio se dispuso a entregar el archivo perfectamente inventariado, dejando el gobierno del obispado en manos del vicario general. El 23 de abril se embarcaba en Huanchaco (VII), para seguir a Panamá. Desde aquí escribía a su cabildo, verificán- dose su entrada en no el 12 de marzo de 1791. Tan sólo gobernó su diócesis durante seis años. Fue íntimo amigo del virrey de Nueva Granada, el navarro don José de Ezpe- leta y Galdeano, quien elogió la persona y actividades del prelado, aun cuando iba decayendo. El obispo cedió el pala- cio episcopal para el ensanche de la Casa de Moneda, y edificó otro a sus expensas; colaboró en la publicación hu- manística de Bogotá «El Papel periódico» (1). Era un ilustre miembro de la asociación humanística «Tertulia eutrapélica», alternando en sus conversaciones y conocimientos con el na- turalista Celestino Mutis, a quien ayudó con su experiencia adquirida en Trujillo. gn Il EEE Dio un gran empuje a la construcción de escuelas públi- cas ayudado por su amigo el virrey Ezpeleta. Al llegar las primeras religiosas de la enseñanza fue para él un bello día, pues ya contaba con su idea principal; educación y promoción de la mujer, prestando todo su apoyo a las religiosas citadas que abrieron un colegio en Bogotá. Fue amigo de todos, in- cluso del patriota Nariño, quien a! volver de las prisiones de Cádiz, y verse marginado por cierto sector de la sociedad, encontró en el obispo amparo, amistad y protección. El naturalista Mutis, agradecido a sus indicaciones y orien- taciones, le dedicó, según Colmeiro, una de sus plantas, lla- mada «martinezia granatensis»., Su salud iba disminuyendo; se trató de buscarle un obis- pada en la Península, pero de ningún modo se habló de vol- verlo a Trujillo. Su vida se extinguía el 17 de agosto de 1797. Cuatro días antes dictó su testamento ante el escribano An- tonio del Solar, siendo testigos Celestino Mutis, Nicolás de Ugarte y Manuel Fernández; dejaba como albaceas a Pedro de Echeverri y Fausto de Sodupe, secretario y capellán, res- pectivamente, del obispo emprendedor. El historiador neogra- (1) Con esta publicación, Ezpeleta es el fundador del periodismo en Colombia (1791). e

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz