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probable. El obispo navarro era para muchos muy popular, para unos pocos impopular. El intendente Sr. Saavedra, en su contestación, le advierte del grado de obstrucción que se puede ver en las autoridades (11 de diciembre de 1789): «Este reino, como V. Señoría llustrísima conoce, tiene la desgracia de que nadie se mueva sino por particular interés y que éste sea muy conocido, pronto y seguro; faltando esto, rara o ninguna disposición se efectúa sino a costa de mucho tiempo, constancia y aun rigor en el que manda; de uno y de otro usaré a proporción de lo que el terreno y el carácter de estas gentes permite; y puede estar V, S. 1. muy confiado de que nada me quedará que hacer para llevar adelante sus buenos pensamientos y de que deseo complacerlo en todo. A todos ellos daré oportunamente el curso que corresponda y concurriré en cuanto pueda realizar unas fundaciones o es- tablecimientos de cuya utilidad e importancia me persuade el solo hecho de que V. Señoría los promueva. El asunto es por su naturaleza grave y expuesto a sufrir las contradiccio- nes que V. $. l. recela, pero no es ésta la mayor dificultad que yo hallo, sino la prontitud con que todos, especialmente los indios, se hallan a emprender cuanto se les propone, y el poco o ningún ánimo que tienen siempre de cumplir sus ofertas, convenciéndonos la experiencia todos los días de que nada se hace, si de continuo no se está personal y ma- terialmente sobre todos». El elemento blanco debía inculcar estas cualidades en el indio, pueblo niño todavía y unirlo a la tierra (Pachamama) con la OS propiedad; pero necesitaba ser iniciado, pa- sar de trabajador a ser accionista y finalmente propietario; y aquí era donde el obispo no encontraba apoyo. Termina el intendente: «Aunque todo lo reconocí particular y aten- tamente y en cada uno de dichos expedientes tengo dadas las providencias conducentes, muy poco es lo que por las razones dichas contemplo adelantado». El temor del obispo de que el indio abandonase la tie- rra al no sentirse unido a ella en propiedad, se cumplió en 1815. Don Juan Antonio de Andueza publicó en Madrid en 1815 el folleto, «Exposición al ministerio general de In- dias manifestando los vicios de la labranza y beneficios de tabacos en la provincia de Chachapoyas» (V). Afirma que la riqueza minera de Hualgayoc dio por resultado el que se abandonara el cultivo del tabaco, tanto por la falta de braceros como por la elevación de los jornales, «ha- biéndose visto obligados muchos de los que se dedicaban a su cultivo a dedicarse a otras faenas o a reducir con- siderablemente la producción». HISTORIA DE TRUJILLO El 29 de octubre de 1776, el secretario del virreinato don Pedro Ureta envía al obispado de Trujillo seis ejem- plares de la real cédula e Instrucciones, encargando a las autoridades civiles y eclesiásticas recoger toda clase de ejemplares curiosos de los tres reinos de la naturaleza, para formar con ellos el Gabinete de Historia Natural en Madrid; aunque esta orden pudo avivar su interés por la investigación de la naturaleza, sin embargo el prelado te- nía ya su plan sobre la Historia de su iapado. Así es- «Di ne
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