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las Doce Tribus de Israel, un personaje vivo por cada una, las Doce Sibilas, y una compañía de soldados de negro abriendo la marcha, La Muerte, con espada y palma a sus lados. Una bandera negra, un 2. me (encapuchados, a los que actualmente llaman en Estella «zaramantas»). Las ar- mas de la Cofradía y las mazas a los lados. El prior con el estandarte, Y los mayordomos, todos vestidos de golilla y con manteo largo. Una bandera negra. Un capuz. La Sen- tencia. La Cruz con toalla y, a sus lados, el sol y la luna. Los cuatro elementos: Aire, Fuego, Tierra y Agua. Las cua- tro partes del mundo: Europa, Africa, América y Asia. Los cuatro evangelistas. «El belo del templo. El zenturión. Los doze serafines, cuchillos y oreja. Manopla, bolsa, linterna y dinero. Jarras y albornia. Gallo y columna. Azotes y abro- jos. Corona y caña. Verónica. Martillo, clavos, tenazas. Cruz, esponja y lanza. Escaleras, Túnicas y dados. Las Angustias con siete espadas, con un corazón». «Angeles: San Miguel, San Gabriel y los que hubiere, con los instrumentos de la Pasión, y el último, San Rafael, con estoque y palma. La comunidad (de San Francisco) en dos alas, y en el centro el Entierro de Cristo, que lo lleban sacerdotes de sobrepe- llizes y bonete», «Los sacerdotes en dos alas, alumbrando a la Soledad, que la lleban cuatro sacerdotes de manteo y bonete, y el Señor Ministro zerrando la Procesión, con su bela en la mano». Para los gastos de la Cofradía, «los mayordomos nue- bos, vestidos de golilla, piden desde la mañana del Jueves Santo la limosna en San Francisco, e igualmente el Vier- nes Santo». Parte de los elementos mencionados continúan figurado en la procesión de Estella. Entre los exvotos conservados en el Puy hay un ves- tido de terciopelo granate. Perteneció a la Princesa de Bei- ra, esposa de don Carlos María Isidro de Borbón, regalado por doña Margarita de Borbón; el sable usado un año por Carlos Vil de Borbón en la última guerra civil, donado a la basílica como recuerdo; un terno blanco ofrendado por la reina regente, doña María Cristina; un copón de plata so- bredorado, regalo de la infanta Isabel de Borbón en su visi- ta al Puy en 1908. En el «Libro de Oro», inaugurado el 9 de octubre de 1920 con la firma de Alfonso Xi!l, figuran los nombres de infantes, ministros, cardenales y otras persona- lidades eclesiásticas, civiles y militares, No podía faltar la de un ilustre estellés, Julio Ruiz de Alda, aviador del Plus Ultra. El 24 de abril de 1926, al regresar de su proeza trasatlántica, estampó su firma en el libro, añadiendo estas concisas palabras: «Gracias, Virgen Santísima». JORNADAS TRIUNFALES Recién iniciada la guera civil de 1936, volvieron a reu- nirse una vez más la Virgen del Puy y la reliquia de San Andrés, presidiendo un solemne novenario en la céntrica parroquia de San Juan Bautista, los días 30 de agosto al 8 de septiembre. Tres años más tarde, el año de la tan de- seada paz, volvió a bajar a la misma iglesia para darle gra- cias por la victoria. Mayor importancia tuvo el Congreso Eucarístico cele- brado en Estella, al que acudieron los habitantes de los va- «¡e

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