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de Stella, ceynt e veint sueldos de renda en el bidinage de Stella, que tengan un capellán que cante cada día misa, en un día de Requiem por nuestra alma, en el otro día de Sancta María o de Sant Spirit, qual más quisiere, por el buen estado del rey e de la tierra, mayorment por el buen estado de la villa de Stella, del pueblo o del término. Otrossí dessamus a los avant dictos Sessanta, quatro libras de renda sobre el bidinage de Stella, a prender por la Sant Miguel, que den a vestir e a calcar cadanno por la fiesta de Todos Sanctos a trece pobres por nuestra alma». La funda- ción se mantuvo durante el reinado de los soberanos de Evreux. La corona pagaba cada año el importe de la cape- llanía y del vestido de los pobres. La misión de los Sesenta era cuidar de los peregrinos que transitaban por la ciudad hacia Compostela, y atender e cuantos venían a visitar a la Virgen, hospedándose en el uy. Con el mismo fin existió otra cofradía bajo el patrocinio de Santa María de Salas. Las dos estuvieron a la greña has- ta que el rey Carlos | el Calvo envió a Estella en 1323, como delegados reales a Juan Paté, deán de Chartres, Hugo de Visac y Alfonso de Robray. Los enviados exhortaron a los cofrades de las dos asociaciones a que depusieran rencillas y triquiñuelas, y a refundirse en una sola cofradía, pues sus enemistades fomentaban las banderías, con daño del pue- blo. En vista de que no podía llegarse a un acuerdo, deci- dieron suprimir las dos. Sus bienes pasaron a manos del rey, quien se encargó de capellanías, limosnas y aniver- sarios fundados, «pues no fue su intención que los ditos bienes ny ninguna cosa d'eillos sea puesta en la bolsa del señor rey». El Santuario del Puy percibía diezmos de fincas sitas en los términos de Oncineda, San Lorenzo, Ibarra y Eztandeta, enclavados en jurisdicción de Estella. Con estos diezmos, fundaciones y limosnas se atendía al culto, a los peregri- nos y a los priores y capellanes de la basílica. Actualmente, desaparecidos estos bienes, solamente se mantiene de las limosnas aportadas por los devotos. En el archivo de la parroquia de San Miguel hay un pergamino de 30 de agosto de 1337, transcrito por el señor Zorrilla Echeverría, en que don Pedro Ochoa, vicario del Puy, en representación de su iglesia y de la parroquial de San Miguel y de sus clérigos racioneros, reclama un censo de quince sueldos de sanchetes sobre una viña en el tér- mino de Campoflorite, en Zamacadía, contra doña Elvira, esposa de don Yadil de Urroz. De este censo se destinaban cada año diez sueldos para la iglesia del Puy, con el fin de mantener una lámpara, otros tres para la obra de San Mi- guel, y los dos restantes para los clérigos racioneros de la parroquia. Por no pagar el censo a la iglesia, la finca fue adjudicada a los clérigos por sentencia dictada por el alcalde de Estella, don Pedro Navarra, según consta por la ejecutoria del referido documento público, Durante la guerra entre Enrique ll de Trastamara y su hermano Pedro | el Cruel de Castilla, Navarra intervino en favor de éste. Las guerras en que el reino estaba implicado, tanto en los estados del norte de Francia como frente a Castilla, tenían exhausto el erario real y arruinado al reino. Las iglesias de Navarra ayudaron al rey en los gastos militares, fundiendo candelabros de plata y otros objetos, con el fin de batir moneda. Entre las iglesias figuran el monasterio de Ilrache y las estellesas de Santa María del Puy y de San Pedro de la Rúa. coo PH coo -—PP.”a AAA A.

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