BCCCAP00000000000000000001728

Cree que el arte de hoy debe ser arte de denuncia: si hay sangre debe aparecer en la obra sangre, si existe la miseria se debe de reflejar la miseria, si se da la rutina pues otro tanto de lo mismo. El arte debe de ser visual y en el campo de la escultura expresionista complementado con la posibilidad del tacto. Lo creativo debe de estar siempre presente en todo tipo de arte para que éste sea tal ya que lo creativo es propio del ser humano. El arte debe de ser creatividad que nace de la originalidad de )a esencia de lo que podemos captar en nosotros y a nuestro alrededor. Antonio es un hombre culto. Escribe muy bien sobre el arte, sobre su origen, sus formas. La versatilidad de sus palabras nos acercan con sencillez y transparencia a las realidades artísticas. Sus palabras están repensadas antes de ser escritas. Sus silencios, que los tiene, le sirven para reordenar ideas. La obra escultórica es un añadido de objetivo primario, correcciones, eliminaciones, añadiduras positivas. El artista supone la obra pero queda sorprendido de su final lo mismo que queda sorprendido el espectador de la misma: la sorpresa es para ambos si la obra, claro, es merecedora de esa admiración. El arte es expresión de un alma, de un sentimiento, de un recuerdo o de una posibilidad. En la escultura, Oteiza busca lo vigoroso, lo vital, las formas que se lanzan expresivas para quienes las detecta. El artista está atento a su época y a su creatividad personal e intransferible. Ya hemos dicho que a Oteiza le gusta le gusta el arte expresionista. Su escultura actual pertenece a este movimiento (al principio de su quehacer artístico no fue así, cosa normal en cualquier a1tista sujeto a evoluciones). En uno de sus apuntes "rápidos" escribe: " El expresionismo es una manera cercana a la vivencia religiosa que aflora desde la pasión interim: RAPIDEZ". Con maestría define su arte propio, intransferible, fuera de escuela. Oteiza tiene la gentileza de regalar, muy de vez en cuando, un dibujo a la persona que está con él. Saca, de improviso, una pluma y garabatea un dibujo sobre el papel que tiene más a mano. Luego, con cortesía, lo ofrece a su interlocutor. La expresión desborda los límites de la escultura, su geometricidad, y sale al encuentro del que observa. Nuevo Mundo Nº 204 17

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz