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346 JESÚS-LUCAS RODRÍGUEZ GARCÍA l. IMAGEN DE SAN FRANCISCO DE Asís EN ESPAÑA San Francisco de Asís (1182-1226), que tanta gente en la Edad Media lo consideró el "Alter Christus", en no pocos medios informativos ha sido considerado como el personaje más influyente del segundo milenio. La ar– quitectura, la pintura, la imaginería, la bibliografía, las misiones cristianas, la admiración por parte de las iglesias ortodoxas, protestantes; más aún, la admiración de tantos millones de personas incluso no cristianas nos lo de– muestra. Fruto de su carisma especial, del modo propio de entender las relacio– nes del hombre con Dios, con los hermanos, con las criaturas del universo nace el movimiento franciscano. "El franciscanismo es un movimiento es– piritual que desborda al mismo Francisco; se hace torrente y océano en– grosado por la sabiduría y la vivencia mística de sus hijos-discípulos. El franciscanismo conquistó y conmovió a Europa durante siglos con los es– critos de sus doctores, profesores de Universidad, con la predicación de sus apóstoles itinerantes". 1 El franciscanismo se hizo popular y se convirtió en escuela de espiritualidad. El viaje de san Francisco a España está documentalmente demostrado. En 1215 ya regresaba a Italia del mismo. Quiso predicar la fe a los sarracenos. Al no serle posible ir a Siria, vino a España en dirección a Marruecos para evangelizar al califa almohade Muhammad-An-Nasir. El viaje lo realizó acompañado de su fiel compañe– ro fray Bernardo de Quintavalle. También parece ser que viajó hasta San– tiago de Compostela a venerar al Apóstol. Multitud de pueblos y ciudades hablan del paso de san Francisco por sus tierra (León, Ciudad Rodrigo, Sa– hagún ...). No me atrevo a decir que por Villanueva de Campeán , el núcleo de población que aquí hubiera, a pesar de que como ya he señalado la Via de la Plata fuera durante siglos una de las mejores vías de España. La imagen de san Francisco transmitida en la Península a través de los frailes fue siempre muy sencilla y esencial: el san Francisco humilde y po– bre con el prodigio de las llagas en pecho, manos y pies, una imagen muy de acuerdo con la espiritualidad austera y mística del pueblo español. A España vinieron pronto los frailes franciscanos. La devoción a san Francisco se expansionó como la pólvora, aunque fuera su contemporáneo el franciscano san Antonio de Padua el que al final quedase como santo más popular. Ya en 1292 Jaime II de Aragón tenía a san Francisco, el hijo del acau– dalado comerciante Pietro Bernardone, como especial patrono de sus ne– gocios. Y Juan II de Castilla declaraba el 4 de octubre, día de san Francis- 1. Daniel de Pablo Maroto, Historia de la espiritualidad cristiana , Madrid 1990, 176.

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