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376 JESÚS-LUCAS RODRÍGUEZ GARCÍA giosos. Fray Miguel Gordiello, ministro de la tercera orden regular de An– dalucía fue la figura más representativa de esa lucha contra la injusticia. Era injusto eso de imponer la obligación de guardar una regla a qui– nes no la habían profesado. Los terciarios apelaron a las autoridades ci– viles y eclesiásticas y como consecuencia se le devolvieron los conventos reformados a la fuerza. Estos conventos, nos dice un cronista, eran los de "Nuestra Señora del Valle, el Cerezal, Santi Spiritus de Mellid, Nuestra Señora del Soto, Santa Catalina de Montefaro y San Martín de los Picos junto a Mondoñedo, en los cuales -añade el cronista- viven al presente y reciben novicios, guardando la profesión y regla de dicha orden tercera, aunque estando sujetos al ministro provincial de esta provincia de San– tiago". 51 La Corte estaba distraída por problemas internacionales, sobre todo guerras. San Pío V, con el breve "Cum alias" de 1568 declarará: a) Los religiosos de la tercera orden regular ya reducidos, que quisieran seguir en la observancia, deben ser aceptados con benignidad y cari– dad; pero si no quieren continuar allí les deben permitir volver a sus conventos. b) Los no reducidos deben ser exhortados, con fraternos avisos, a reducirse. c) A los que no quieran reducirse, se les permita seguir en su forma de vida. d) La tercera orden regular deberá vivir bajo la obediencia, visita y refor– ma de los superiores de la observancia. e) El Nuncio debía prohibir a los superiores de la tercera orden regular recibir novicios y admitirlos a la profesión. En caso contrario, estos ac– tos serían inválidos y nulos. Se dada un planteamiento singular. Por una parte se rechazaba la tácti– ca del rey y sus ministros, oponiéndose a la inmediata reducción de los frai– les terciarios de la penitencia a la observancia, pero por otra parte no se les permitía recibir candidatos; esto era tanto como hacerlos desaparecer por consunción. El planteamiento pontificio era grave ya que afectaba a la per– sonalidad y existencia de la orden de los terceros en la Iglesia. Con el breve "Generalem et alios", dado en Roma el 15 de julio de 1568, se invita a que todos los religiosos fueran reformados, pero no sepa– rados ni de su regla ni de su monasterio. El Papa estaba disgustado por es– ta enorme confusión. No se deseaba la extinción de la tercera orden regu– lar, pero no quedaba claro cómo persistiría sin superiores propios y sometida a los frailes de la observancia. 51. Manuel R. Pazos, Provinciales Castellanos, vol I, Madrid 1969,86-87. Cita las Crónicas franciscanas de España. Crónica de la Provincia de Santiago, vol. l , Madrid 1976, 88.

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