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368 JESÚS-LUCAS RODRÍGUEZ GARCÍA En este tiempo, el de los Reyes Católicos, España comenzará un impe– rio de enormes proporciones. Los franciscanos serán sus evangelizadores más numerosos. Carlos I de España y V de Alemania, nieto de los Reyes Católicos será el monarca más poderoso de toda Europa. Su ideal iba a ser cohesionar una Europa católica para defenderla de los turcos que en esos momentos avanzaban impetuosamente por el centro europeo. La lucha contra los protestantes será el otro gran problema de su reinado. La aplicación de las resoluciones del Concilio de Trento (1545-1563) produjo en España un renacer del sentimiento católico. Las órdenes reli– giosas se reformarán, buscando la unidad que dentro de la Iglesia ha que– dado rota con la Reforma protestante. Felipe II continuará con la herencia de penas y glorias de su padre. El triunfo sobre los turcos en la batalla de Lepan to (1571) coincidirá con el apogeo del imperio español. Volviendo al tema de la observancia franciscana, sabemos que "tenía una larga historia de un siglo desde el reinado de Juan I de Castilla hasta el de los Reyes Católicos. Sucesivamente se había institucionalizado: pri– mero como grupo regional de oratorios dentro de cada distrito (1395- 1445); luego, como institución internacional llamada "observancia francis– cana", desde 1443-1446; finalmente como campaña de refundición de toda la familia franciscana de Castilla en la forma de regular observancia fran– ciscana, que era el programa en acción durante los años ochenta. Se trata– ba, por otra parte, de la institución más difundida y numerosa en tierras castellanas, en las que superaba a las demás instituciones en número y pre– sencia". 42 La elección del cardenal Francisco Jiménez de Cisneros como vicario provincial de Castilla, superior de la observancia franciscana, arzobispo de Toledo (1495-1517), confesor real, gobernador del Reino de Castilla, hizo que la observancia franciscana se expansionara de forma imparable, tanto en España como en sus colonias. Cisneros fue un radical, profeta intransigente y muy poderoso. En su tiempo muchas comunidades franciscanas de Castilla optaron por el paso pactado a la observancia franciscana; otras lo harían a la fuerza tanto en su tiempo como en el de Carlos I y, sobre todo, en el de Felipe II. Toledo era la diócesis primada de Castilla en tiempos de Cisneros. En 1495, este fraile asceta franciscano de vocación eremítica es nombrado ar– zobispo de Toledo, con sorpresa y desconcierto para las gentes de la época y para él mismo que no buscaba esos honores. Cuando se puso a leer un mensaje que le enviaron al convento de Ocaña, donde estaba retirado en los días de Cuaresma, y vio las letras: "A nuestro venerable hermano Fran– cisco Ximénez, elegido arzobispo de Toledo" , se marea momentáneamen- 42. José García Oro, Cisneros, el Cardenal de España, Barcelona 2002, 54-55.

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