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366 JESÚS-LUCAS RODRÍGUEZ GARCÍA la vida parroquial y litúrgica. Se separan así la teología y la mística, la pie– dad personal y la vida litúrgico-sacramental. A su vez, hay personas ligadas a los hospitales, leproserías, hospicios, asistencias a los enfermos con la in– tención de servir a Cristo que en ellos descubren. Son éstas, almas desco– nocidas para la historia pero de una elevada santidad. Fray Antonio de Guevara, franciscano e historiador español (1480- 1545) de la primera orden, relator de las costumbres populares, escribía que "el buen aldeano guarda el día.del santo, ofrece en la fiesta, oye Misa el domingo, paga el diezmo al obispo, da las primicias al cura, hace sus To– dos los Santos; lleva ofrendas por sus finados, ayuda a la fábrica, da para los santuarios, da torrezno a san Antón, harina al sacristán, lino a san Lá– zaro, trigo a Guadalupe; finalmente va a vísperas el día de la fiesta y que– ma su tabla de cera en la Misa". 38 Todavía existen parroquias en las que perduran estas costumbres sencillas. La devoción a la Virgen María es constante entre los cristianos de todas las épocas. San Francisco de Asís tuvo una gran devoción a la nuestra Ma– dre del Cielo. Su preferencia por la iglesita de Santa María de los Ángeles ya lo anunciaba. Maestros franciscanos como Alejandro de Hales (+ 1245), san Buenaventura (+ 1274) y el beato Juan Duns Scoto (+ 1308) difunden en la universidad la espiritualidad mariana. El beato Duns Scoto será el pionero de la definición dogmática de la Inmaculada Concepción de Ma– ría por Pío IX en el tardío año de 1854. Siglos antes los franciscanos tenían sus iglesias plagadas de imágenes de la Purísima Concepción, el convento de Villanueva también tuvo la suya. 39 La orden franciscana , por lo tanto, no esperó al siglo XIX para expresar su admiración y culto a María Inmaculada. Un fraile franciscano, llegado a Papa con el nombre de Sixto IV (+ 1484 ), prohibió impugnar la tesis de la Inmaculada Concepción. En el Concilio de Trento, por influencia del car– denal franciscano Carvajal (+después de 1548), declaró que no se incluía a María en los decretos dogmáticos que trataban del pecado original. Otros autores como el franciscano-capuchino san Lorenzo de Brindis (+ 1619), doctor de la Iglesia, fomentaría sin cesar en sus escritos y en su amplia predicación la devoción privada y pública a la Inmaculada. En un capítulo general de los observantes franciscanos, celebrado en Se– govia en 1624, favorecía incluso el "voto de sangre" por el cual se compro– metía uno a dar incluso la vida, si era necesario, para defender a la Inmacu- 38. Antonio de Guevara. Menosprecio de corte y alabanza de aldea, Madrid 1915, 135, ci– tado por Ál varo Huerga en Historia de la espiritualidad, vol II, Barcelona 1969, 89-90. 39. Esta imagen, según don Francisco, el último párroco de Yillanueva, Cabañas y Casa– seca, es la que está en el altar mayor de Casaseca de Campeán. Es una talla barroca, muy bo– nita que más adelante describiremos mejor.

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