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EL CONVE:S,O íRANCISCA:-O DE SA\;TA \tARÍA DE LA PAZ 299 El 11 de octubre de 1835 se promulgará otro decreto por el que, entre otras cosas, se disponía que no hubiese más de un convento de la misma orden en cada ciudad. Mendizábal, ministro de hacienda de la época, expedía el 8 de marzo de 1836, un decreto que decía: «Quedan suprimidos todos los monasterios, conventos, colegios, congregaciones y demás casa de comunidades o de instituciones religiosas de varones....existentes en la Península, Islas adya– centes y Posesiones de España en África». En julio de 1837 las Cortes Constitucionales elevarán a la categoría de ley el citado decreto. Al corrupto gobierno de entonces le faltó tiempo para incautarse de los conventos, iglesias, huertas y demás bienes o enseres para apropiárselos, venderlos o dilapidarlos a su talante 8 4 . Joyas históricas, artísticas, culturales, centros de caridad y de hospitali– dad durante siglos, desaparecerán. Serán destruidos monasterios como el de Moreruela, Valparaíso 85 . 84 Cf. Alberto González Caballero, los capuchinos en la Pe11ínsult1 Ibérica. 400 ar1os de historia (1578-1978), Sevilla 1985, 65-66. 85 El monasterio de Valparaíso, en Peleas de Arriba. cercano a Villanueva de Campeán fue otra víctima del expolio más irrecuperable. Fundado en 1137 por Alfonso Vll en el lugar de Bellofonte, junto a Peleas de Arriba, será un renombrado centro eremítico. San Martín Cid, que vivía de forma eremítica, va a ser su primer abad. En 1137 también llegan monjes de Claraval, mandados por el mismo san Bernardo a petición de otro Bernardo, el obispo de Zamora, que así se llamaba. En l 152 se convierte en abadía. En 1232, Fernando III el Santo, rey de Castilla y León, traslada el monasterio a Valparaíso. lugar donde él mismo había nacido por casualidad. Los reyes Alfonso X el Sabio, Sancho IV, Alfonso XI, Enrique 111, Juan 11, Carlos V y Felipe V y los papas desde Gregorio IX hasta lnoceacio XII, lo colmarán de honores confirmando sus privilegios y haciéndole nuevas concesiones. Los restos de este monasterio son mínimos. Sus piedras de sillería forman parte de las construcciones de los pueblos vecinos. En el lugar de emplazamiento queda, escasamente, su traza, algo de los muros de las dependencias accesorias y algún subterráneo como bodegas y arranques de bóvedas. Algunas piezas se han recogido en el Museo Provincial de Bellas Artes, en la Catedral, en el Palacio del Obispado y en el pueblo de Peleas de Arriba. Se sabe que la iglesia monasterial era un gran monumento gótico del siglo XIII. El claustro del siglo XV era de arquitectura muy rica y ílorida. Se conocen los escritores famosos del monasterio, una larga lista de monjes santos que habitó aquí, la lista de los abades que tuvo este monasterio cisterciense (o de los bernardos) desde el siglo XII hasta el fatídico 1836, año en el que acaece la exclaustración que terminará con un edificio que hoy sería monumento nacional. Se conocen los milagros ahí habidos, el luctuoso suceso acaecido en la vecina Fucntelcaroero, la vida espiritual que los monjes ahí llevaban, su actividad caritativa en su hospedaje, profesores de la universidad que aquí hubo. El cisterciense de la estricta

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