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EL CONVE:,,;TO f-RANCISCA~O 01:. SA'JTA MARÍA DE LA PAZ 297 En 1833 muere Femando VII. La llamada «guerra carlista» empieza. A primeros de octubre de 1833, Bi!bao se sublevó en defensa de los fueros y privilegios y proclama rey al infante don Carlos, hermano del monarca fallecido Fernando Vil En Talavera de la Reina tendrá lugar el primer levantamiento carlista. Un año más tarde , en el último trimestre de 1834, la guerra civil se extiende y no tendrá final hasta el tratado de Vergara del 31 de agosto de 1839. Esta guerra civil, que va de 1834 a 1839. comportará muchos gastos. El gobierno «anticarlista» vuelve sus rrúrada hacia los terrenos y bienes de los· religiosos para pagar los gastos de la guerra. Los diez años que transcunieron entre la muerte de Femando VII y la mayoría de edad de su hija Isabel II, fueron muy agitados. Maria Cristina de Borbón (1806-1878), regente de la futura Isabel II, cuarta esposa de Femando Vil, sería la gobernante de 1833 a 1840. En este periodo estalla la primera guerra carlista. María Cristina quiso ganarse la simpatía de los liberales y de los absolutistas. Pero los primeros no estaban contentos y los segundos se alzaron en armas en Navarra, proclamando rey a don Carlos (perteneciente a la segunda rama dinástica). Tras años de guerra civil, el general isabelino Espartero se hará con el poder. Tres años estará éste de regente. A Espartero se le complicará el gobierno. Tras una conjuración militar de varios generales (Prim, Millán del Bosch, Narváez y Serrano, entre otros) , huye de España, refugiándose en Londres (1842). Con 13 años, y después de la huída de Espartero. las Cortes proclaman mayor de edad a Isabel II. De 1844 a 1854 el gobierno sería dirigido por los moderados. Tras casarse la reina Isabel IT con su primo. Francisco de Asís de Borbón, los carlistas se vuelven a subleva pues hubieran deseado ese casamiento de Isabel IT con el conde Montemolín (hijo de don Carlos). En medio de este ambiente irrespfrable de violencia y de caos. se sucederá la vida. Los últimos años de vida del reinado de Isabel II seguirán la misma tónica. La decadencia moral, política, económica se juntará en una España que daba la sensación de mareo generalizado. En este marco ambiental tiene lugar la exclaustración religiosa. L1 llamada «desamorrizació11» de los bienes de los religiosos se hizo horrible– mente mal. «Autores antiguos y recientes de ideologías opuestas atacan unánimemente la ejecución del programa desamortizador, porque, en lugar de ser una verdadera reforma agraria, se transfo1mó en una transferencia de

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