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EL co;-.;vcNTO r-RANCISCA\/O DE SA:-;lA MARÍA DE LA PAZ 275 presidente. fray Pedro de Morales, encontraron: un arca vacía, un colchón viejo y una manta, una cama encajada y una sillita. En la de fray Francisco de Valderrama: un colchón y una frazada blanca y vieja y dos sillas. En la de fray Antonio de Ledesma: dos cabezales y una manta. El pasame Sancho de Ulloa que tal vez hiciera de secretario. tenía un arca cerrada con cienas escrituras de la hacienda de la casa. En la sacristía había tres casullas, tres albas, seis estolas, seis manípu– los, una sobrepelliz, dos cálices de estaño, otro cáJiz de plata y estaño, unas vinajeras, una delantera de altar de paño de terciopelo anaranjado para las fiestas de Nuestra Señora, una manga pequeña de la cruz, un arca vieja de pino y hasta dos libras de cera en velas. En la iglesia se encontraron con el altar mayor y otros tres altares con sus frontales y manteles, un caldero de agua bendita, tres libros de canto y una campana mediana con su maroma. En la iglesia de Villanueva de Campeán tenían otro libro de canto y una cruz de plomo y en el coro «un órgano bien maltratado». En la despensa vieron una tina que contenía una carga de harina, otras dos tinas vacías y dos tinajas una de agua y otra de vino; además había cinco «biendas», un cesto grande y dos pequeños de vendimiar, una manta vieja, un peso de hierro, una mesa de goznes con su pie. E n el refectorio se encontraron con tres mesas con sus manteles, una campanilla, cinco vasos de Talavera y cuatro jarras, una docena de platos y otras escud illas. En la cocina había una caldera grande y un almirez pequeño con plato de peltre, un caldero pequeño, dos asadores, unas «llares», una sartén, un badilejo, un cazo de hierro y ollas y platos de poca cantidad. Existía una bodeguilla en la que había cuatro cubas y cinco cargas de cestos de vendimiar vacíos, una «corte/la» con uvas tintas. En el corral del convento había cuatro lechones grandes, tres lechones medianos y dos pequeños. También había dos yeguas, en una de las cuales se había ido el padre ministro aquella mañana a Zamora, una potranca y dos bueyes de arada con sus yugos y aparejos, una vaca y una carreta vieja. Al ver tan pocos bienes en la sacristía, el juez un tanto desconfiado, mandó a los frailes presentes. bajo pena de excomunión mayor «late sentencia». que manifestaran qué plata tenía la iglesia: empeñada, vendida o escondida. Los frailes respondieron que no saben nada de esa plata ni la tienen. que hacía tres o cuatro años que la habían vendido. Con la misma perspicacia anterior, el juez mandó a los mismos frailes, bajo la misma pena, que declarasen si el ministro de la casa, fray Francisco Feo, se había llevado algunos bienes del convento: plata. oro. dineros o joyas u otra cosa, y si teníann algunos bienes de dicho convento o suyos y propios en alguna parte,

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