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270 JESÚS-LUCAS RODRÍGUEZ GARCÍA Cisneros de vestimenta, fue por imposición de Roma. Pero en Cisneros había mucho más que un porte exterior. En él se iban a juntar el hombre renacentista, el luchador, el reformador, el misionero, el mecenas de la cultura, el alma del antiguo eremita que había sido en los riscos de san Antonio de la Cabrera y, sobre todo, en su amado oratorio de La Salceda, centro famoso de la antigua reforma de fray Pedro de Villacreces. Tras ser elevado a cardenal por el papa Julio II, emprende la reforma de las ordenes religiosas españolas. Tras el Concilio de Trento {1545-1563) esa reforma continuará y se consolidará. Cisneros, regente de Castilla (1504) y luego de España entera (1516), mostró grandes dotes de hombre de Estado. Su enorme actividad, represen– tada por la fundación de la universidad de Alcalá de Henares, ta preparación de la famosa Biblia Políglota, la conquista de Orán, etc., no llevó al olvido su idea de reforma en ta vida religiosa. El intenso movimiento de reforma hacia una práctica más estricta de la regla franciscana, se convierte en mayoritario entre los miles de hermanos en Europa y en las misiones de América y de Asia Oriental. 8. La reforma obligatoria de la observancia franciscana en el convento de santa María del Soto. Hemos señalado ya algo del importante Concilio de Trento (1545- 1563). Este Concilio Ecuménico número XIX, se reunirá en Italia, cerca de los países germánicos dónde se había extendido el protestantismo. Además de definir la fe sobre los puntos negados por los miembros de la Iglesia de la Reforma: sacramentos, fe, justificación, etc., emprende una seria reforma de la Iglesia reclamada desde hacía ya tiempo. Sus decretos fueron confirmados por el papa Pío IV el día 16 de enero de 1564. Sin embargo, será san Pío V, papa de 1566 a 1572, primer pontífice elegido después del Concilio de Trento, quien deberá aplicar los decretos de allí emanados en un clima de guerras religiosas que devastarían por aquellos años Europa. Pío V, antiguo fraile dominico, restauró la disciplina en muchas órdenes religiosas. Para unificar la liturgia hizo fijar un único misal y un único breviario (los romanos); éstos fueron utilizados hasta el Concilio Vaticano 11. Este papa dominico declaró a Santo Tomás de Aquino doctor de la Iglesia y obligó a las universidades a enseñar la «Suma Teológica», suscitó la liga que había de reportar la victoria de los cristianos contra los turcos en Lepanto (7 de octubre de l 571 ), cuya memoria perpetuó con la fiesta del rosario.

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