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EL CONVENTO FRA'<CISCANO DE SANTA MARÍA Dé LA PAZ 269 penas y glorias de su padre. El rriunfo sobre los turcos en la baralJa de Lepanto (1571) coincidirá con el apogeo del imperio español. Volviendo al tema de la observancia franciscana, sabemos que «renía una larga historia de un siglo desde el reinado de Juan I de Castilla hasta el de los Reyes Católicos. Sucesivamente se había institucionalizado: primero como grupo regional de oratorios dentro de cada distrito (1395-1445); luego, como institución internacional llamada «observancia franciscana». desde 1443-1446; finalmente como campaña de refundición de toda la familia franciscana de Castilla en la forma de regular observancia franciscana, que era el programa en acción durante los años ochenta. Se trataba, por otra parte, de la institución más difundida y numerosa en tierras castellanas, en las que superaba a las demás instituciones en número y presencia» 32 . La elección del cardenal Francisco Jiménez de Cisneros como vicario provincial de Castilla, superior de la observancia franciscana, arzobispo de Toledo (1495-1517), confesor real, gobernador del Reino de Castilla, hizo que la observancia franciscana se expansionará de forma imparable, tanto en España como en sus Colonias. Cisneros fue un radical, profeta intransigente y muy poderoso. En su tiempo muchas comunidades franciscanas de Castilla optaron por el paso pactado a la observancia franciscana; otras lo harían a la fuerza tanto en su tiempo como en el de Calos I y, sobre todo, en el de Felipe II . Toledo era la diócesis primada de Castilla en tiempos de Cisneros. En 1495, este fraile asceta franciscano de vocación eremítica es nombrado arzobispo de Toledo, con sorpresa y desconcierto para las gentes de la época y para él mismo que no buscaba esos honores. Cuando se puso a leer un mensaje que le enviaron al convento de Ocaña, donde estaba retirado en los días de Cuaresma, y vio las letras: «A nuestro venerable hermano Francisco Ximénez, elegido arzobispo de Toledo», se marea momentáneamente y el pergamino se le cae al suelo. La reina Isabel la Católica. que estaba allí, continuó leyendo el mensaje. En un clima de silencio, se retirará a un monasterio a meditar la carga que se le había venido encima. Ser arzobispo de Toledo era la más alta de las jerarquías españolas de la Iglesia. Normalmente aparecían en comitivas solemnes y lujosas; por el contrario, Cisneros aparecerá en una mula parda, vestido del hábito franciscano. Su humilde aparición, recogida, era propia de la observancia que él ya pensaba instaurar en los conventos más relajados. Si pensaba en una reforma en la Iglesia, ésta debía partir de la reforma de los religiosos. Si tuvo que cambiar 32 José García Oro. Cimeros. el Cnrde11at de Esp(IJia, Barcelona 2002, 54-55.

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