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EL P. JOSÉ ANTONIO DE DONOSTIA (1886-1986) Sin duda alguna la dirección de esta coral llenaba de mayor satisfacción el espíritu artístico del P. Donostia que el hecho de tocar el órgano en el convento de los PP. Capuchinos y de realizar transcripciones e investigacio- nes en el Instituto E. de Musicología. Las horas de ensayo con el Laydon Chorus fueron las más felices de su última estancia en Barcelona. Ensayaban todos los martes y viernes de 7 a 9 de la tarde en casa del Sr. Porter. Muchas veces, con el entusiasmo se alargaba algo más el ensayo, lo que hacía que cuando el P. Donostia regresaba al convento de los Capuchinos, éstos ya habían cenado. En tales casos el P. Donostia acostumbraba a decir a los del coro: «esta noche cenaré tortilla de cemento». Aunque privado y doméstico, el Laydon Chorus dio también conciertos públicos en Barcelona, donde estrenaron en la CAPSA la representación de «Le Noel de Greccio» de H. Ghéon, actuando también en otras ciudades importantes de la provincia de Barcelona como Sitges, Vilanueva y Geltrú y otras. Merece una mención especial su actuación en Vilajoana, pequeña loca- lidad cercana a Barcelona, donde murió el máximo poeta catalán Jacinto Verdaguer. En la pared, junto a la cabecera de la cama tenía escritos estos versos suyos: Fill de la térra dura - nat del no-res, baixo a la sepultura - pels anys empés, mes trobo la baixada - mes que feliç quan pensó que és Pentrada - del paradís. Versos que traducidos dicen así: Hijo de la tierra dura - nacido de la nada bajo a la sepultura - por los años empujado pero encuentro la bajada - más que feliz, cuando pienso que es la entrada - del paraíso. Me explicó el Sr. Porter que estos versos junto a la cama en que expiró Verdaguer impresionaron y conmovieron muy fuertemente al P. Donostia, quien no hizo comentario alguno. Pero unos pocos días después se presentó al ensayo del coro con una composición nueva: había puesto música a los citados versos de Verdaguer. Otro momento emotivo para la coral y su director fue su visita al Santuario de Santa María de Tagamanent, localidad de la provincia de Barcelona, de 400 habitantes escasos, situada a 1.064 metros sobre el nivel del mar, en cuya ermita cantaron el Pater Noster y Ave María de Strawinsky. El Laydon Chorus con el P. Donostia interpretaba toda clase de música nacional y extranjera y, como es de suponer muchas canciones vascas y otras originales, a voces mixtas, fueron escritas expresamente para dicha coral. Habiendo preguntado al Sr. Porter acerca de la persona y de la personali- dad del P. Donostia, me dijo textualmente: «como persona era un ángel, de buen humor y un poquito burlón, festivo y sin malicia. Como músico era el más músico de cuantos he tratado en mi vida. Con su trato nos enriquecimos todos mucho espiritualmente». También pregunté al Sr. Porter si recordaba alguna anécdota que mereciera su atención. Me dijo que un día, asistiendo con él a un concierto de orquesta en que se interpretó una obra de gigantesca estructura, le dijo el P. Donostia: «¡Con lo bien que estaba la música antes de Beethoven!». Su alma de auténtico franciscano huía de las innecesarias com- plicaciones en el arte. Por temperamento desechaba los grandes conglomera- [25] 689

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