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MIGUEL QUEROL GAVALDÁ autoridades de dicho CSIC el nombramiento del P. Donostia como Colabo- rador de dicho Instituto, nombramiento cuya redacción oficial data de fines de marzo. De sus actividades desplegadas en este centro no hablaré aquí, porque Vds. podrán leerlas, en el artículo publicado en el Tomo Homenaje de su Centenario, con el título de El P. José Antonio de Donostia en el Instituto Español de Musicología. Volviendo a sus composiciones musicales con texto catalán, encontrarnos un total de 31 obras. De ellas 9 son religiosas para voz y órgano y armonio, 14 para voz solista y piano, entre las que sobresalen las 10 del Pom de cançons (1913), 6 para 4 voces mixtas, una para 3 v. blancas y otra para 3 v. de hombre. Según escribe el P. Jorge de Riezu en José A. de Donostia, pág. 14, el P. Donostia solía decir: «Los catalanes tienen poesías muy bonitas; yo mismo he puesto música a varias de ellas». En la producción musical de su última etapa barcelonesa juega un papel de primer orden el llamado «Laydon Chorus». Su historia la he bebido en su misma fuente. Esta es la historia: El conocido y erudito librero José Porter, cuya categoría comprenderán enseguida, si les digo que la correspondencia personal de su archivo com- prende más de 200.000 cartas de centros como la Librería del Congreso de Washington, la Universidad de Harward, la Hispanic Society de New York, el British Museum de Londres y otros centros similares, era un gran filarmó- nico, cantó muchos años en el Orfeó Catalá y era miembro del Club Junior, entidad que acostumbraba a estrenar una ópera cada año, desempeñando el Sr. Porter papeles importantes confiados a los personajes que requerían voz de tenor. Pero llegó un momento en que su creciente importancia a nivel internacional como librero le impidió invertir horas en los ensayos del Orfeó Catalá y del Club Junior. Este hecho le producía un vacío espiritual que no se llenaba con sus éxitos de librero. En estas circunstancias el Sr. Porter conoció al P. Donostia, empieza su amistad y un buen día el Sr. Porter le propone y expone la idea de formar una coral doméstica, por decirlo así, cuyos miem- bros se reunirían a ensayar en su casa, con lo que lograría disfrutar de la música, sin menoscabo de sus múltiples actividades como librero. El P. Do- nostia recibió la propuesta con gran entusiasmo, diciéndole que él, como compositor, necesitaba también de un coro. Así nació el «Laydon Chorus», palabra formada por las tres primeras letras de Layetana, calle en cuya esqui- na vivía y vive todavía el Sr. Porter, y don por el comienzo de Donostia. El Coro constaba de una veintena de cantores, todos ellos músicos y capaces de solfear a primera vista una pieza, aunque después para su perfección se nece- sitasen varios ensayos. En esta coral estaba toda la familia del Sr. Porter y su esposa, así como sus tres hijos, Miguel, Rafael, José y su hija María, y varios amigos, entre ellos, Narcisa Toldrá, hija del Director de Orquesta Eduardo Toldrá, Montserrat Albet, hoy Jefe del Centro de Documentación Musical de la Generalidad de Cataluña, la esposa de don Ricardo Giner, uno de los más amigos del P. Donostia, María Capdevila, miembro del grupo «Ars Musicae» especializado en la interpretación de música antigua, Mariona Bonet, violinis- ta, que estrenó las sonatas para violín y bajo de Francisco Manalt, cuya transcripción y realización del acompañamiento fueron hechas por el P. Do- nostia y publicadas en tres cuadernos por el Instituto Español de Musicolo- gía, Enrique Gispert conocido director de agrupaciones de música antigua, José M. a Ribera, Enrique Solsona y algunos más. 688 [24 ]

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