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EL P. JOSÉ ANTONIODEDONOSTIA (1886-1986) rarium Mysticum, pero sólo escribió la música correspondiente a tres cuader- nos. El primero bajo el título de Ascensiones Coráis contiene 8 obras inspira- das en piezas gregorianas pertenecientes en su mayoría al oficio de Pascua. El segundo In festo VII Dolorum B.M. Virginis, 7 obras cuyos temas gregoria- nos no pertenecen precisamente al oficio de la Virgen. El n.° 1, Dolens Sula- mitis, no utiliza tema gregoriano. El 2 desarrolla el tema del Popule meus perteneciente a los Improperios del Viernes Santo: el 3 toma por tema el «Christus factus est»; el 4 los temas de «Dulce lignum» y «Crux fidelis»; el 5 sobr e «Ecce lignum crucis»; el 6, «Plegaria por el hijo prisionero en el exilio» emplea el mismo tema gregoriano del número anterior; en realidad sólo el n.° 7 «Ne vocetis me pulchram sed amaram» y el primero guardan relación directa con el texto de los dolores de la Virgen. Pero aquí aún podemos ver la filosofía del P. Donostia. Los dolores de Cristo son los que ocasionan los dolores de la Virgen, por consiguiente es lógico haber empleado los temas citados. El cuaderno tercero, Pro tempore Nativitatis Domini es misceláneo. El 1 es una Pastoral sobre el villancico vasco «Oi Bethleem»; el 2, aunque lleve el título en latín, tampoco emplea tema gregoriano; en el 3, «Berceuse de l'Enfant Jesús» toma el tema gregoriano de «Puer natus est nobis» ; el 4 «Adoration des Bergers» se inspira en la melodía del «Adoro te devote»; el 5 «Variations sur un Noel» desarrolla, como el n.° 1, el tema del citado villanci- co vasco. También es misceláneo, como lo indica su título el apartado de Piezas Sueltas. De los cinco números que contiene el 1, «In Paradisum» emplea el tema gregoriano; en el 2, «Oración a Ntra, Sra. de Roncesvalles» utiliza la melodía del «Ave maris stella»; en el 3, «Tríptico» el primer tiempo es una magnífica y soberbia versión para órgano de la Marcha Real, en el segundo tiempo glosa el «Dies irae» y en el tercero toma nuevamente por sujeto la melodía de «In Paradisum». Dejadas aparte estas observaciones, el hecho importante es éste: después de conocer a Tournemire, el P. Donostia vuelve al órgano. Su música ya no se parece en nada a la de su Álbum de 1907-1912, pero tampoco se parece a la del organista francés. Es una música completamente personal y en estas obras se encuentra la más avanzada técni- ca armónica a que llegó nuestro músico, siempre al servicio de la elevación del espíritu religioso. Son obras de gran altura y profunda inspiración. Su autor, sin duda, las debía amar mucho desde el momento que consignó en ellas la registración de manera tan detallada y meticulosa, para conseguir los efectos tal como los concibió su fantasía creadora. Tomo XII. Música de Cámara Este tomo es como una Miscelánea de música instrumental, en cuya última página se da, muy acertadamente, el índice de otras obras para peque- ña y gran orquesta y teatro no publicadas, pero sí conocidas en versiones más sencillas. Contiene 21 obras. La primera es un cuarteto de cuerda en mi menor de considerable extensión, en el que se propuso imitar los cuartetos de tipo clásico. Los números 2 y 3 dos romanzas para violín y piano, el 4 un Minueto para cuarteto y el 5 una «Invocación» para violoncelo y piano. Estas cinco obras, muy agradables, sin duda alguna, en su audición no presentan especiales rasgos de su personalidad. Escritas entre 1905-1907, a los 19 años de edad, muestran que su autor no intentó otra cosa que asimilar la forma y [21] 685
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