BCCCAP00000000000000000001714

MIGUEL QUEROL GAVALDÁ nares de miles de obras de buenos compositores de los siglos XVI, XVII y XVIII, algunos de primera categoría, duermen llenos de polvo en los ar- chivos de nuestras catedrales y colegiatas o en los anaqueles de bibliotecas como las del Palacio Real, de la Biblioteca Nacional de Madrid, de la Cen- tral de Cataluña y del monasterio de Montserrat, por no citar más que algunos de los principales, esperando su publicación, si el deterioro del tiempo no las destruye antes. Las mismas obras de Bach no empezaron a publicarse hasta cincuenta años después de su muerte, por lo que se per- dieron un centenar de cantatas y dos pasiones, entre otras muchas obras. El P. Donostía muere en 1956 y la edición de sus Obras Completas musi- cales empezada en 1960 se termina en 1980. Solamente los que hemos pu- blicado libros de música sabemos el calvario que supone la preparación de cada volumen y luego las dificultades de toda clase para realizar la edición. Por ello, si el pueblo vasco puede enorgullecerse de contar entre sus hijos a un músico como el P. Donostía, debe por otra parte eterno agradeci- miento a la labor silenciosa del P. Jorge de Riezu que, durante más de veinte años, ha dedicado su vida a la publicación de las obras de su entra- ñable amigo y hermano de religión, ofreciéndonos una edición con rigor científico avalada por sus sabios Prólogos y por sus valiosos y eruditos Apéndices. Es una edición hecha con mucho talento y con gran amor, dig- na de un verdadero profesional. Gracias a tal edición puedo decirles que en el Catálogo 1986 editado por el Centro de Documentación Musical de la Fundación Juan March, el P. Donostía es el músico mejor representado. Mientras la relación de obras de Falla ocupa cuatro páginas y las de J. Tu- rina y F. Mompou dos páginas cada uno, los títulos de las obras del P. Donostía ocupan 17 páginas. Pero la suerte del P. Donostía, además de la venerable barba capuchina del P. Riezu, nos ofrece también la cara femeni- na de Dña. Teresa Zulaica de Zaragüeta, colaboradora eficiente y brazo ejecutor en todo lo que concierne a la difusión de la obra de nuestro músi- co y a la organización de su homenaje. Pero si la edición del P. Jorge de Riezu es la gran suerte para el P. Donostia, es a su vez, la gran pega para mí como conferenciante. Porque ¿qué puedo decir yo que no haya dicho ya el P. Riezu? No obstante, algo tenía que decirles y que no fuese un plagio y para lograr este fin no tenía más que un camino: leer y estudiar directamente las obras completas del P. Donostía y transmitir a Úds. mis observaciones con la esperanza de darles una idea de la persona en cuyo honor estamos hoy aquí reunidos. La personalidad del P. Donostía se manifiesta a través de sus activida- des en esta triple dimensión: Vasquismo, Religión y Música. EL P. Do- nostia, tal como lo veo en sus escritos y en sus composiciones musicales, es un nacionalista vasco tan íntegro, puro e ideal que puede y debe ser presentado como modelo a las actuales generaciones y a las venideras. Ha- bla siempre de lo vasco con tal conocimiento y amor comunicativo que yo mismo, leyendo sus escritos y sus músicas, me he convertido en un sincero admirador y enamorado del pueblo vasco. Espero que las páginas que si- guen produzcan el mismo efecto en el oyente. Cómo es el espíritu vasco nos lo explica el mismo P. Donostía en su Reseña en la muerte de Carlos Bordes: (Obras Completas , III, 2) «No es la poesía el campo principal que ha cultivado el vasco; ni son las artes plásticas donde ha derrochado su espíritu. Recogido por su naturaleza, en- 666 [2]

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz