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EL P. JOSÉ ANTONIO DE DONOSTIA (1886-1986) Tomo X. Piano El P. Jorge de Riezu en el prólogo a este tomo, hablando de la producción pianística del P. Donostia escribe: «No deja de extrañar la relativa escasez de la misma, habiendo sido el piano su principal maestro y confidente de su experiencia musical». Efectivamente desde el año 1916 en que escribió el último de sus Preludios hasta 1928 su piano permanece mudo. Desde esta última fecha hasta 1937 solamente escribirá Plegariay Minueto Vasco (n. 24 y 25). Su producción pianística se anima un poco en los años 1937-1940 duran- te las cuales escribe las Infantiles. Entre 1940 y 47 sólo compondrá Danza vasca y su última obra, Homenaje a J. C. Arriaga, la escribe en 1954. Yo creo que la explicación de esta relativa escasez de obras para piano está en que el P. Donostia siente la música en función de melodía y de canto, ya sea éste a solo o para varias voces y por ello su grandeza como compositor estriba más en su música vocal. Por la misma razón su producción vocal es constante a lo largo de su vida y más numerosas sus obras. El mismo compo- sitor hablando de sus 21 Preludios vascos en una larga carta dirigida a la Excma. Sra. D. a Elisa Page de Calonge escribe: «Me pide Vd. unas notas o explicaciones acerca de mis Preludios Vascos. Se la voy a dar: Estos poemitas son pura y simplemente música y no tienen más comentario o explicación que la que, después de compuestos, les he adaptado más o menos bien. Como causa eficiente no puede señalárseles ninguna, sino la necesidad espiritual mía de escribir música, de trasladar al papel lo que me canta dentro». Hasta aquí el compositor. Si yo he citado únicamente estas líneas es para que nadie imagine que sus Preludios son música programática o descriptiva basada sobre argumentos literarios como podrían hacer pensar los títulos de dichos Preludios, antes al contrario, estos comentarios han sido escritos después que la música existió sin ellos. Al decir que «es la música que le canta dentro» manifiesta cuál es la línea común a todas sus composiciones: su espíritu de cantables. De hecho los 21 Preludios, exceptuando en algunos unos pocos compases de introducción, todos son melódicos, apareciendo la melodía can- table en la mano derecha la mayor parte de las veces y en otras en la izquierda. Siempre me dan la impresión de romanzas sin palabras. La misma técnica de cantable encontramos en las piezas 22-27. Solamente el 28, Homenaje a Juan Crisóstomo de Arriaga aparece como un Allegretto de sonata de un solo tiempo. Los números 29-41 conforman una colección de piezas infantiles para piano a 4 manos de indudable mérito y gracia artística, dividida en dos cuadernos: el primero, números 29-33 como piezas fáciles de primer grado; y el segundo n. 34-41, menos fácil, sin llegar a difícil. Creo que aún hoy día esta serie de Infantiles merecen ser recomendadas a los profesores que enseñan el piano a los niños y adolescentes. Dentro de este apartado deben ser recorda- das las transcripcione s Música de tecla en el País Vasco, Siglo XVIII, con obras de Oxinaga, Larrañaga, Gamarra, Lambide, Echevarría. Tomo XI. Órgano El P. Donostia, ya sea por su natural inclinado a la religión, ya sea por el ambiente musical del convento de Lecároz, siempre se sintió más organista que pianista. Como dice el P. Riezu en el Prólogo a este volumen «con [19] 683

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