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MIGUEL QUEROL GAVALDÁ Tomo VIII. Itsasoetan Consta de 48 canciones, de las que las 38 primeras son vascas, de ellas 26 para voz y piano. Dobla la melodía en 6 y no la toca en 20. La sentida canción de cuna, n.° 14, Buba ñiñaño hace pensar en la simplicidad ingenua de las canciones de Mussorsky. Esta misma melodía la vuelve a armonizar para 5 v. mixtas y solistas en el n.° 31. Los 27-37 son a varias voces. Entre ellos sobresalen el 33 a 8 v. repartidas en dos coros, uno de voces blancas y otro de hombres. El 36 a 5 v. y el 37 a 4. y silbo son poemáticos por sus dimensiones. También debe considerarse como poema por su larga extensión el 38, Andre- geia, balada vasca para mezzosoprano. Los números 39-43 son polifónicos. Entre éstos debo destacar el 40, Venerabilisbarba capuccinorum. Estas tres palabras son todo el texto. La simple idea de componer un poema humorísti- co con estas palabras demuestra la ingeniosa fertilidad de su imaginación. Esta obra, única en su producción, nos muestra uno de los aspectos que conforman la personalidad del P. Donostia: su sentido del humor, del buen humor, de aquella fina dosis de ironía ática, es decir, sana y nunca cáustica, que pudieron observar en su persona todos aquéllos que le trataron. El mismo me enseñó esta pieza, cuando la terminó y se reía contentísimo. El humor es algo tan real en la persona del P. Donostia que le inspiró una extraordinaria y documentada conferencia sobre El humorismo en la música pura, leída en la Universidad de Barcelona (Obras Completas, tomo V, 15). Acaba el tomo con los números 44-48 que son cinco melodías de los judíos sefarditas, armonizadas para canto y piano. Una vez más hay que admirar la imaginación creadora de nuestro capuchino en poner unos acompañamientos tan fuera de lo corriente en unas melodías que por su procedencia y estilo no se prestan tanto como otras para ponerles un bueno y original acompaña- miento. Tomo IX. Larre Gorrian Contiene 52 obras. Las 24 primeras son canciones populares vascas para voz y piano recogidas por el mismo compositor en su Cancionero Popular Vasco. Resalta siempre el acierto de sus acompañamientos dentro de su gran variedad. El piano dobla el canto en 9, no lo dobla en 14. Los números 25-41 son armonizaciones polifónicas. A notar que 10 de ellas son para voces de hombre. Destaca por su extensión y efectos contrastados Ara eguzquia, n.° 29, subtitulada «escena coral»; la 31 y 34, donde las voces a boca cerrada hacen como un acompañamiento de cuerda; el 32, BautistaBazterretxe con ritmo de sardana y las tres alegres versiones de Bimbili bimbolo (Tomo IX, 18, 27 y 36). Escritas entre los años 1910-1923 son las más fáciles de su producción coral. En cambio los números 42-52 comprenden 8 canciones, tipo Lied, para voz y piano sobre textos en francés, de los más altos vuelos, tanto por la inspiración de sus melodías como por sus magistrales y brillantes acompañamientos, no siempre fáciles, que revelan una categoría a nivel inter- nacional y merecen ser conocidas por todos los cantantes. Creo que este año del primer centenario del nacimiento del P. Donostia debería servir para que los responsables de la cultura musical del gobierno vasco dieran a conocer al mundo las mejores obras del compositor, patrocinando la edición de algunos discos. 682 [18]

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