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EL P. JOSÉ ANTONIO DE DONOSTIA (1886-1986) aun el mismo espíritu que las anima no es vasco, sino catalán, hasta tal punto que si no llevaran el nombre del P. Donostia, yo como musicólogo diría que son de un anónimo catalán. Yo que conocí todavía a las grandes cantantes, Mercedes Plantada, Pilar Rufi (a la que el P. Donostia dedica dos canciones), Teresa Fius, Conchita Badía y otras de las que ahora no recuerdo el nombre, que conquistaron merecida fama en la especialidad del «Lied» y de la canción catalana, me siento impresionado sólo hojeando estas canciones del P. Do- nostia. Este en enero de 1915 escribía a Pedrell: «Me alegraría mucho que las viera Vd. El lied o canción me atrae de una manera irresistible. Todo lo que tiene carácter íntimo me subjuga. El público me amedrenta y me repugna. Estas canciones de que le hablo salieron de golpe. Tanto que tuve que apartar de mi vista el Pom de Flors (título de la colección de A. Mestres), porque corría el peligro de ponerlo todo en música». Tomo VII. Goizean Goiz Contiene 56 obras. Los números 1-31 son canciones populares vascas para voz y piano. Dobla la melodía en 8 canciones, no la dobla en 23. De aquellas en que el piano dobla la melodía, repito lo que dije antes: se pueden ejecutar con piano solo como romanzas sin palabras. De todas las canciones populares vascas para voz y piano digamos una vez por todas que son riguro- sas creaciones personales, aunque utilice la canción popular. La compenetra- ción de sus variados y originales acompañamientos con la melodía popular es tan perfecta como si el propio P. Donostia hubiese inventado las melodías. Un caso tan perfecto de compenetración sólo se ha dado en las Siete canciones para canto y piano de Falla, que los críticos creyeron que las melodías eran del propio Falla, imbuido del espíritu de la canción popular, hasta que el llorado amigo M. García Matos publicó las fuentes y los Cancioneros popu- lares de donde Falla había cogido las melodías -y textos naturalmente- de sus famosas canciones 2 . Los números 32-45 son canciones populares vascas ar- monizadas en estilo polifónico. Entre ellas destaca la Suite Vasca en cuatro tiempos a 4 v. mixtas compuesta en 1913 para el Orfeón Donostiarra sobre temas populares recogidos en Baztán y Sara. Esta Suite comprende los núme- ros 42-45; el segundo tiempo a 6 v., cinco de ellas cantan a boca cerrada, creando un ambiente como de instrumentos de cuerda con sordina. El 45, de dimensión poemática, en determinados momentos se convierte como en dos coros en diálogo, uno de 4 v. blancas y el otro de 4 v. de hombre. Los números 46-56 están compuestos sobre poesías catalanas: los cuatro primeros para canto y piano y los seis últimos polifónicos. Estos, por la fecha de su composición es evidente que los escribió durante su estancia en Barcelona para el Laydon Chorus del que hablaré después. Entre ellos sobresale la Diada dels morts, con letra de Verdaguer, donde la última palabra «Paradís» le inspira la idea genial de terminar la pieza cantando y glosando a boca cerrada la melodía gregoriana «In Paradisum deducant te Angeli», lo que demuestra una vez más cómo el canto gregoriano es un elemento esencial en la vida y obra de nuestro compositor. 2. Ver la revista Música, vols. 3, 4 y 6 (Madrid, 1953). [17] 681
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