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MIGUEL QUEROL GAVALDÁ 10 melodías gregorianas, siempre con acompañamiento, varias de las cuales empiezan cantadas a una voz por el pueblo y son repetidas armonizadas a varias voces (números 1-5, 13, 15-19). Los números 6-12 incluyen 7 Respon- sorios de Semana Santa, donde es de notar que 6 son para voces de hombre. El 14, Adoramus te, Christe, es un motete para 5 v. de hombre y tambor. Un Tenor solo canta «lejano» el toque de las trompetas en la procesión, oyéndose hacia el final un trozo de Saeta. Los números 21-39 son canciones vascas con acompañamiento de órgano. La 30 y la 39 comienzan a una voz gregoriana, terminando polifónicamente. El 43, «¿Dónde vas, Jesús?», es un canto popu- lar salmantino, siendo notable la armonía de su acompañamiento. El 44 es el Stabat mater gregoriano, traducido en castellano por Fr. S. Riezu, cantado por el pueblo y terminado polifónicamente por la capilla. Este Tomo II acaba con el Poema de la Pasión a 8 v. y corno inglés. El título de Poema está justificado tanto por sus dimensiones como por la enjundia de su contenido. El P. Tomás de Elduayen escribió sobre este poema un bello y extenso comentario que figura en la última de las Notas Complementarias de este volumen. El texto del Poema es un romance clásico de Juan López de Ubeda. Los romances de por sí acostumbran a ser narrati- vos, pero a veces, no solamente relatan los hechos, sino también los senti- mientos del protagonista y el de los que oyen el relato. Musicalmente este Poema está formado por una trinidad de elementos compositivos dispares que en las manos sabias del compositor forman una bella unidad. Hay un primer elemento narrativo, impersonal, casi gris, que el músico quiere que se cante «sencillamente sin expresión». Pero en el camino del relato le salen al paso estrofas líricas y entonces el compositor se entrega a una orgía, si se me permite la palabra, de los más exaltados y desbordantes sentimientos que se traducen con un devenir inestable de inesperadas sucesiones de acordes o modulaciones que escapan al análisis escolástico de la música. Acabado el episodio lírico, vuelve a la monotonía gris recitativa del principio. Esto suce- de dos o tres veces. Estos extremos de lirismo conforman el segundo elemen- to compositivo de la obra. El tercer elemento es el interludio para corno inglés que aparece hacia el centro del Poema y condensa todo lo que no se puede decir con palabras, aunque éstas sean cantadas. Este interludio influido completamente en sus motivos rítmicos y melódicos por el canto gregoriano, es quizás el momento más lírico de la obra. Acabado el interludio solista del corno inglés que crea unos momentos de «suspense», el corno continuará ya hasta el final como una melodía sin palabras, encarnando el sentido de la experiencia mística que se puede sentir, pero no explicar. Esta obra es, sin duda, la más compleja y difícil de toda la producción vocal del P. Donostia. Tomo III. Jesucristo Contiene melodías gregorianas cuyo texto, referido a Cristo, no forma parte de ningún ciclo del Año Litúrgico. En él están agrupadas 21 melodías gregorianas tradicionales con texto latino y acompañamiento del P. Donos- tia. Las melodías de los números 22-29 son originales de nuestro músico, pero escritas en estilo gregoriano, es decir, con ritmo libre, sin compás, y señalando incluso los ictus como en la edición de los libros litúrgicos editados por Solesmes. Están escritos sobre textos del Oficio Parvo del Sagrado Cora- 678 [14]
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