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INTRODUCCIÓN La transcripción, por muy fiel que sea, no puede ser fotografía de la portada en cuanto a las clases de tipos usados en el original. Por eso, al transcribir una línea que en el impreso va toda en mayúsculas o versalitas, sólo ponernos mayúscula -en el principio de la línea y en las palabras c¡_ue según el uso del siglo XVIII solían llevarla. Y aunque sobre este particular hubiéramos querido seguir las Normae pro bibliographia Capuccinorum, pu, blicadas en Analecta Ord. Min. Capuccinorum, 49 (1933), p.iginas 14-~6, lo complicado del sistema y, sobre todo, las circunstancias en que hemos tenido que trabajar nos han aconsejado prescindir de él. Las p~labras d~l título de. las obras del Beato que nosotros ponernos en VERSALITAS, quieren representar el título abreviado de cada obra; mas no siempre son éstas las palabras o líneas que más se destacan en la portada original. · Por lo demás, nuestro método de transcripción se echará de ver fácil, mente comparando un facsímil cualquiera de los muchos que reproducimos con la transcripción respectiva. b) Dimensiones, paginación y pormenores bibliográfi.cos (tipos media, ·· nos).-En la determinación del tamaño de los libros hemos procedido con un método que a algunos parecerá demasiado meticuloso e innecesario, pero que a nosotros nos ha parecido el más claro y el único posible. Conservamos la denominación común de 4. 0 , 8. 0 , 16. 0 • etc. (conforme al valor ,que estas denominaciones tienen en España);, pero hemos preferido dar, además, las dimensiones de los ejemplares en milímetros, como si se tratara de manus, critos; de manera que tanto la altura y anchura del libro como la caja de composición, o sea, las dimensiones del molde tipográfico, van indicadas en milímetros. , No podíamos contentarnos con la norma indeterminada d~ 4. 0 , 8.º, et– cétera, porque. necesariamente habíamos de registrar muchos ejemplares pos, teriores al XVIII, en los que el papel usado es continuo ; y aun dentro del XVIII, es sabido que dos libros, ,justamente denominados «en 4,º¡¡ por los dobleces de los pliegos, pueden ser de tamaño muy diferente. Hu, biéramos querido seguir la regla 2,00 de las normas oficiales del Cuerpo de Archiveros (Instrucciones para la redacción del CatáJ.ogo alfabético de auto, res y obras anónimas en las Bibliotecas Públicas del E~o, 2.ª edición, Madrid, 1941), según la cual el tamaño de los libros debe expresarse en centímetros y medios centímetros, omitiendo en absoluto las medidas de la caja de composición. Pero siempre que hemos tenido ocasión de examinar dos ejemplares de la misma edición, hemos advertido que sus márgenes han sido tan recortadas por la guillotina del encuadernador, que las dimensio- XLVI

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