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INTRODUCCIÓN podían proporcionar la,s bibliotecas públicas eran poquísimos. Se acudió en, tonces. por parte del 'INLE, al entusiasta coleccionista de libros y de cosas referentes a fray Diego, don Augusto Conte,' de Cádiz, el, cual poseía un fichero bastante abundante de los escritos del santo gaditano. Con las fichas de éste, el Catálogo aumentaba considerablemente. Pero ¿y los, Capuchinos de Andalucía? ¿No guardarían en sus bibliotecas muchos ejemplares de ague, llos que no figuraban en las bibliotecas públicas ni. en las colecciones par, ticulares de don Miguel Herrero y de don Augusto Conte? Y fué entonces cuando el autor de esta obra, requerido por el INLE y designado por sus superiores para revisar las bibliotecas de nuestros conventos de Andalucía,. pudo proporcionar para la proyectada Exposición el mayor contingente de obras y de ediciones distintas. A la vista de aquella riqueza bibliográfica relativa exclusivamente a un · solo autor, surgió naturalmente la idea de publicar un catálogo en el que se registrara toda aquella variedad de obras y ediciones del Beato, y de obras reterentes a él. Se tomaron simples notas de las obras y ediciones recogidas y de las que sólo se conocían por referencias bibliográficas; y con todo ello se pensó publicar un simple catálogo, de aspiraciones muy modestas, sin tec, nicismo ni empaque científicos, pero que tendría el mérito de recoger lo que se había logrado reunir para la E~posición · y de dar un idea bastante completa de la enorme labor literaria de fray Diego y de las múltiples edi, ciones que alcanzaron sus obras. Mas el tiempo apremiaba. La Exposición estaba anunciada y hubo que celebrarla. El Catálogo no se pudo preparar pel todo ni menos imprimir, lo; y entonces se editó, para ser repartida entre el público que visitara la Exposición, una brevísima· Sinopsis del Catálogo, que registramos en la página 293 de esta obra. Terminada la Exposición, los libros se dispersaron nuevamente para vol, ver a sus respectivas biblictécas. Don' Augusto Conte trabajó durante unos meses en preparar el Catálogo· primitivo, y por Año Nuevo de 1945, de acuerdo también con· nuestro primer colaborador, don Miguel Herrero, me lo entregó para que yo lo completara, le diera forma y aspecto de estudio bibliográfico y me encargara de revisar la impresión. Y si el Catálogo se hubiera publicado en esta forma, que era la que en un principio se pro, yectó, debería haber llevado al frente los nombres de los tres colaboradores: don Miguel Herrero, don Augusto Ccnte y padre Serafín de Ausejo. Mas cuando tuve en mis manos los tres cuadernos que componían el Ca, tálogo, vi la conveniencia de variar radicalmente de. plan. El Catálogo. es verdad, estaba perfectamente preparado como tal, es decir, como simple re, XLII