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INTRODUCCIÓN que en los sermones que se dieren a .luz procure seguir el método del Padre– san León Magno, de san Agustín, san Juan Crisóstomo, san Bernardo, etcé, tera. El primero no lo he leído, porque es rara su .obra y no s.e encuentra► El Padre san Bernardo tiene algún método, y de él me aprovecho no pocas veces, de .modo que, alguna vez, no es otro mi sermón que el suyo. A los, Padres san Agus~ín y san Juan Crisóstomo no les hallo método en todos sus sermones, y sin él no acierto a expresarme. He -leído poco y fo más de · ello ha sido en san aernardino de Sena, y se me ha pegado tanto su modo, que no acierto ya a predicar en otro estilo; y me parecía que siendo tan oportuno, y que se conforma en la mayor parte con el que siguen santo Tomás, san Buenaventura, san Antonio, san Alberto Magno y los predicado, res, de aquel tiempo, no menos que san Vicente Ferrer, etc., no sería im,– propio el seguirlo. Bien conozco que su contenido y extensión [de los ser– mones por él escritos,] es demasiado prolija; pero la motiva el cuidado c;le afianzar los pensamientos fados para· su seguridad y la mía» (CA 89-90). Con todo, encontró a veées no pocas dificultades para escribir sus obr~s, por la falta de libros, pues ni la biblioteca particular reunida en Ronda podía ser completa, ni le fué posible residir habitualmente en Sevilla o en ciuda– des bien provistas de medios para el trabajo intelectual. De la lentitud para expresar sus pensamientos por escrito se queja nues, tro san'to misionero con mucha frecuencia, siendo ésta una dificultad pode– rosa, 'que a cualquiera otro de menos tesón y de menos miras sobrenaturales: le hubiera hecho desistir de su propósito y abandonar la pluma. Conce– damos, desde luego, amplio margen a la gigantesca humildad del Beato, re, flejada también en estas frases. Pero es lo cierto que algunos escritos le cos,– taron trabajos indecibles; pues, como a veces confiesa él, en todo el santo día sólo ha logrado escribir media docena de renglones, y aun esto, borrando– mucho (CA 188, 279), quedando además descontento de lo que escribe (CA 443). Hay ocasiones en las que siente -dice él- «vehementísima repug– nancia a la tarea de escribir ... , de modo que he tenido que hacer suma violencia para seguir el papel que_ tengo entre manos, singularmente en algún caso de mayor dificultad» (CA 370);: y un sermón, cualquiera, «me cuesta -añade el Beato- la dificultad que todos, que sólo por Dios y con Dios puede vencerseii (CA 394). Si ·a todo esto añadimos la urgencia de algunas obras comprometidas: desde mucho tiempo antes, y «que ya urgern>, como él dice con frecuen-– cia; el encontrarse al mismo tiempo con cinco o seis trabajos entre ma– nos (CA 426); y el trabajar generalmente solo, sin tener quien le ayudase– ª buscar materiales o a sacar en limpio las copias para la censura y la im- XL

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