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INTRODUCCIÓN teológicas, políticas y sociales, suscitadas por la «Ilustración», según la ge, nuina doctrina católica, adelantándose en ello a las decisiones pontifi~ias, y pudo, por tanto, ser el orientador de los verdaderos intelectuales católicos de su siglo. En resumen: el beato Diego, verdadero «enviado de Dios», coloca siem, pre en sus obras, lo mismo que había colocado en su apostólic¡l' predicación, frente al racionalismo de la «Ilustraciórn>, la Teología; frente a los políticos extranjerizantes, a España católica; frente a los seudointelectuales. la doctrina de la Iglesia; frente a la indiferencia religiosa y la moral relajada, la reafir, rnación de la fe y el saneamiento de las costumbres cristianas. füte es precisamente el contenido fundamental de la rica bibliografía de fray Diego José de Cádiz. 5.-0bras perdidas Ya hemos indicado anteriormente (página XVII) que, en general, la pri, mera característica de la bibliografía de nuestro santo misionero es la escasez de ejemplares existentes, a pesar de que, dada la larga vida de un libro, los suyos son de tan corta edad que bien pueden llamarse «libros de ayer»; escasez que no ,es de maravillar si atendemos a las causas que allí expu, s1mos. Pero es de lamentar que hayan desaparecido algunas ediciones de cuya e~istencia tenemos noticia, y, lo qiJe es mucho peor, que también hayan desaparecido bastantes obritas, y alguna que otra de más extensión y de relativa importancia, ciertamente impresas, según consta por el testimor1io de los contemporáneos de fray Diego, ·de las cuales no hemos logrado hallar rastro alguno. Respecto de las primeras -ediciones perdidas-, ya hemos registrado ' en nuestro, Catálogo varias que sólo conocemos por haberlas visto citadas en repertorios bibliográficos o por referencias de ·alguna edición posterior. De otras_ reimpresiones, ni siquiera hemos logrado averiguar si de h,,echo se lle.. varon a efecto. Tal, por ejemplo, uná edición de El soldado católico en guerra de religión que, antes de cumplirse el año de la, aparición de la primera, quiso hacer urgentemente el excelentísimo señor arzobispo de Toledo. Todo estaba preparado para imprimirla, y sólo se esperaba que el bienaventurado autor remitiera las correcciones y adiciones que creyó necesarías (CA 416). Fray Diego las envió ~ Madrid (CA 418), y nada más sabemos de esta edi, ción, que no creemos quedara en simple proyecto, XXX

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