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BfO. DIEGO JOSÉ DE CÁDIZ 1817 hemos comparado este impreso con el esquema autógrafo del mismo, que todavía se ,conserva en el Archivo del Be1to, y en las catorce líne~s de que consta el autógrafo están indicados: ei tema del sermón, que es idéntico en ambos (quizá el padre Va, }encina sólo se fijó en los textos latinos que lleva el impreso al folio vuelto de la por, tada, y por eso afirma lo contrario); l.os distintos puntos o divisiones del mismo y los 1extos bíblicos que en él se citan; y 'además, en forma siempre esquemática, los pénsamientos que después se desarrollan en el impreso. Con cuánto mayor acierto ha, Ha escrito el propio padre Valencina, cuarenta años antes, que fray Diego «no dió más que los materiales [del eermón].; la forma es debida ~1 entonces Guardián del ,convento de capuchinos de Ecija» (CA 451, nota 2). No puede, pues, ponerse en tela de juicio la autenticidad, siquiera sustancial, de ...,ste sermón. · 3) Mas, ¿por qué no admitimos la autenticidad completa, incluso de todos los períodos ~· frases, considerando a fray, Diego como autor y redactor único de la obra,· según ,quiere el padre Ardales? Porque los documentos no lo exigen ash antes vienen a confirmar que la verdad -del caso está en _la explicación que nos, ha dado fray Diego en su carta al padre Al– . -cover: él escribió el esquema, más o menos extenso; la redacción definitiva había de correr por cuenta de su condiscípulo. En efecto, los eclitores no nos dicen que ~l · original de donde copian es autógr~fo, «de letra del mismo venerable Padre», o frases parecidas, .como suelen afirmar siempre ,que copian íntegramente de !os autógrafos de fray Diego. Con todo, si vieron que una parte del sermón estaba escrita de pu~o y letra de nuestro misioner" y otra por -ctra mano, bien pudieron pensar qÚe se trataba de una copia en limpio, aun no ter, minada, que. se había intentado sacar par~ la imprenta; mas no dudaron acerca de 1a paternidad de la obra, desonociendo, como seguramente desconocían, el párrafo de 1a carta de fray Diego al padre .Alcover, donde le explica el origen de este sermón. El testimonio del padre Joaquín de Cazalla en el proceso de be.atificación tampoco dice que todo el sermón era autógrafo, sino sólo «una parte», la parte esquemática que -decimos nosotros, enviada por el Beato a su condiscípulo. Tal vez juntamente con ella le envió también algunos pensamientos sueltos, escritos, como él solía ha1 erlo y como dice él testigo, «en pedacitos de papel». Por fo demás, esa afirmación consignada en el proceso es muy verídica cuando se trata de ápuntes sueltos, casi a manera de fichas, pero no si se -trata de párrafos redactados ya completamente, aunque sólo sea en bo,' 'rrador, porque entonces el Beato escribía con mucha pulcritud, como puede verse en bs diversas redacciones del Sermón de san Miguel y en varias notas y adiciones para Ei Soldado católico, que todavía se conservan autógrafas. En conclusión: creemos que las afirmaciones del proceso y las del tditor, proce, -ckntes ambas seguramente del padre Joaquín de Cazalla, no contradicen a la extilicación <Íada por el propio fray Diego respecto del origen de este sermón. Y, en consecuencia, ,¡ ésta nos atenemos. 4) Existen, además, otros motivos que nos inducen a reafirmarnos en la explica, ción dada. En efecto, ¿encontró fray Die_go en los años siguientes el tiempo· indispensable para, volviendo atrás ··de su propósito, recoger el esquema entregado a su éondis,cípulo y ponerse él nuevamente a redactar la obrita? Difícil sería probarlo cuando le vemos sie~pre, 'hasta el fin de su vida, abrumado de trabaj~. como él suele repetir en· casi - 155·-

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