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1804 LAS OBRAS IMPRESA:, DEL 185, 196, 255, 255a., 256 y 261. El texto de las que hemos podido ver es idéntico en ,todas ellas, salvo alguna que otra pequeña variante. Pero lo que desconcierta grandemente ál comparar unas ediciones con otras, hasta ·el punto de engendrar forzosa111ente en el ánimo serias· dudas sobre la paternidad de esta obrita, son las dife_rencias fundamentales de las portadas entre sí. Y no nos re, ferimos al texto general de la portada, pues ya sabemos que éste fácilmente puede va, riar más o menos, sino al nombre que en ellas aparece como autor de la paráfrasis poética e.spañola. De las dieciocho ediciones registradas, cuatro atribuyen la obrita a don Manuel Azamor y Ramírez, Obispo que fué de Buenos Aires, o sea, las descritas en los números 97, 97a, 97b y 256. Las catorce restantes atribúyenla constantemente a nuestro santo misionero. Estos datos por fuerza nos plantean la cuestión: ¿ Quién fué el autor de la obrita: el excelentísimo señor obispo de Buenos Aires, don Manuel Azamor y Ramírez, o fray Diego José de Cádiz? Fuera del cotejo de las ediciones que personalmente hemos logrado ·examinar, no tenemos testimonios extenios que nos inclinen en favor del uno o del otro. La an– tigüedad de las ediciones registradas tampoco nos resuelve la cuestión, porque todas ellas son posteriores a la muerte de ambos, ya que la más antigua, la que aquí es, tudiamos, es de 1.8o4, y fray Diego había muerto en 1801 y Azamor en 1796, Podría darnos alguna luz el dato que nos ofrece el padre UBRIQUE, Vida, tomo II, página 114, nota: «La paráfrasis del Miserere, que se atribuye al beato Diego José de Cádiz, no es suya. Hemos encontrado una edición antigua, que, aunque sin fecha, demuestra nuestro aserto.» Y en confirmación de ello copia la portada de esa edición antigua, la cual es ·como sigue: «El Miserere, puesto en devotas décimas y dedicado a Jesucristo Crucificado, por don Manuel Azamor y Ramírez, obispo que fué de Buenos Aires.-En Sevilla.-Imprenta de ·Hidalgo» (ibid.). Hemos querido ver esta edición, pero también ella fué pasto de las llamas cuando las turbas asaltaron el histórico con– vento de los capuchinos de Sevilla en 1931. Sin embargo, el argumento en sí no nos parece nada decisivo, porque, aparte de no poder ya comparar esa antigüedad del ejemplar· quemado con la edición del núm. 122, prim~ra que conocemos entre las que atribuyen la obrita· a fray Diego, nada se sigue de qu~ esté impresa en la «Imprenta de Hidalgo», porque este nombre ha figurado al. frente de una imprenta sevillana desde los últimos lustros del siglo XVIII hasta cerca del año 18go (J. HAZAÑA'> Y LA RUA, La imprenta en Sevilla [Sevilla, 18g2], p. 53), Además, cuando el padre Ubrique escribía las palabras arriba citadas no conocía ediciones del Miserere a nombre del Beato anteriores al año .1865, y por eso creyó resuelta la cuestión en favor de Azamor, cuyo nombre figuraba en esa «antigua» edición de la «Imprenta de Hidalgo». Pero el haber encontrado nosotros seis ediciones con el nombre de fray Diego anteriores a la que conocía ~l padre Ubrique -y no creemos haberlas encontrado tod,s-, y la exis– tencia de la Imprenta de Hidalgo hasta casi fines del siglo XIX, vuelven a dejar en pie la cuestión planteada. Realmente, no creemos poder hoy resolverla por falta de datos seguros. Pero, si hemos de manifestar lisa y llanamente nuestro parecer, éste se inclinará más bien a iavor de don Manuel de Azamor y Ramírez, mientras no tengamos mejores argumentos .en favor de fray Diegp, A ello nos inducen las obsernciones siguientes: 1 ,ª Según nuestros datos, entre las ediciones que adjudican el Miserere· en verso castellano a don Manuel de Azamor existen por lo menos dos, las registradas en los números 97 y 97a, que preceden con una anterioridad de catorce años a la edición

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